Libertad de orientación sexual
07/02/2016 - 23:00
Otro de los principios que defiende la ideología de género es que el ser humano puede elegir su orientación sexual como desee con completa libertad para sentirse atraído física, sentimental y sexualmente por personas de su mismo sexo o del sexo opuesto, lo cual es una falacia como la copa de un pino.
Y esto es así porque sea cual sea el punto de vista desde el que se parta para enjuiciar esta circunstancia, lo cierto es que el ser humano nace siempre normalmente con un sexo determinado al que debe identificarse y respetar si quiere vivir antropológicamente con sensatez, sin rechazarlo u orientarlo hacia otras personas de su mismo sexo.
Los seres humanos no somos animales o bestias ni ángeles, somos personas racionales dotadas de inteligencia, voluntad y un sexo determinado para orientar nuestra afectividad y nuestro deseo de procreación y al hacerlo nos comportamos como lo que en realidad somos y la naturaleza nos ha proporcionado.
Cuando las legislaciones de los países europeos admiten en su ordenamiento la libertad de orientación sexual, están contribuyendo a la destrucción del hombre sin saberlo en el mejor de los casos, o en el peor, pretenden otorgarle una libertad que no es real y que dañará o perjudicará o confundirá su personalidad hasta que la persona se dé cuenta del despropósito que supone tal concesión y reaccione enérgicamente contra él.
Decía G.K. Chesterton el gran escritor inglés que se empieza rechazando a Dios y se termina destruyendo al hombre.
Ello no significa que se le destruya total e inmediatamente, sino que se le destruye su esperanza y con ella se deteriora paulatinamente su ilusión de vivir. Utilizando esta afirmación, puede decirse que cuando se rechaza el sexo que Dios nos ha dado a través de la naturaleza humana recibida, o se orienta su atracción indebidamente, se destruye la racionalidad del hombre y se le facilita el que cometa cualquier clase de inmoralidad consigo mismo o con los demás.