Llega otra Nochebuena
Debe ser momento de felicidad, de agradecer a Dios que nos haya rodeado de personas queridas que compensan los sinsabores, las miserias y los disgustos de la vida.
Días de villancicos, de exaltación de la familia y la amistad, de sentimientos a flor de piel, de generosidad, solidaridad, cercanía con los demás y también de negocio para muchos por el aumento del consumo que beneficia a numerosos sectores y crea empleo, aunque sea estacional. Hoy tendrá lugar el sorteo de la Lotería más especial del año, ese en el que todos o una gran mayoría jugamos algún número con la ilusión de que nos toque, por supuesto, pero también de compartir la suerte con gente querida. El alumbrado y la música tradicional del villancico rescatada en la provincia por numerosos grupos y rondallas, la decoración en los comercios, establecimientos de restauración, empresas y hogares, nos recuerdan que estamos en fiestas que todos nos deseamos sean muy felices. Son días de frío, pero mágicos, envolventes, distintos. Entre ellos resalta el delirio explosivo por el cambio de año, cargado siempre de esperanza, proyectos, buenas intenciones y las mejores perspectivas, así como la llegada de los Reyes Magos repletos de regalos, cumpliendo los deseos expresados por los niños en esas cartas elaboradas con bella y enternecedora inocencia de las que todos nos hacemos cómplices.
Pero entre todas estas fechas resalta una con luz propia, la Nochebuena, esa cena que reúne en la mesa a las personas más importantes de la vida de cada uno en la que las ausencias se hacen presentes, el menú es excepcional porque la celebración así lo merece, nace el niño Dios, y cantamos, reímos, comemos, bebemos y disfrutamos. Es la noche más significativa del año. “la Nochebuena se viene, la Nochebuena se va y nosotros nos iremos y no volveremos más”, tatareamos acompasados con una pandereta, tal vez sin pensar lo que estamos diciendo, algo tan duro como que la vida pasa y nosotros con ella porque al igual que echamos de menos a quienes no están, algún día, tal vez, alguien derrame una lágrima por nuestra partida. Pero debe ser momento de felicidad, de agradecer a Dios festejar con él la conmemoración de su nacimiento como hombre y que nos haya rodeado de seres queridos que compensan los sinsabores, las miserias y los disgustos de la vida. Noche de reflexión y alegría. A todos nuestros lectores les deseamos la mejor de las Navidades.