Los tontobus

30/04/2017 - 13:22 Antonio Yagüe

Los impulsores de este peligroso todo vale y esta falaz e infantil propuesta, están dando en el clavo.

El primer bus provocador, malcopiado de Londres, recorrió las calles madrileñas en 2009 con este mensaje ateo: “Dios probablemente no exista, deje de preocuparse y disfrute de su vida”. El segundo, en 2015, atacaba la enseñanza de la religión en la escuela. El siguiente, hace unos meses, ponía en solfa la transexualidad. El penúltimo, bautizado como Tramabús  o Podebus,  repintado y destartalado, lleva impresas las caras de una suerte de corte de los milagros a la que se acusa impunemente de sintetizar la corrupción política nacional.
    Los impulsores de este peligroso todo vale y esta falaz e infantil propuesta, están dando en el clavo. Cuentan con el terreno abonado al consumo populista y al eco de redes sociales y medios de comunicación, equiparados ya sin rubor en su adicción a la banalidad y la ocurrencia provocadora. Con mensajes acordes a su dinámica simplista y fácilmente fotografiables, estos buses cosechan la recompensa del eco inmediato y la respuesta satisfecha o airada en toda esa plasta que alimenta el trending topic  o asunto del día. Y barato: 600 euros diarios.
    Algunos politólogos dudan de que estas iniciativas vayan a favorecer medidas efectivas para acabar, por decirlo fino, con la confusión que algunos políticos tienen con los intereses públicos y privados. Incluso parece que sus impulsores siguen retrocediendo en intención de voto. Pero, a falta de tren, lo importante hoy es no perder el autobús. Aunque sea tonto, insustancial e inútil.
    Un colega más castellano que manchego propone, para animar la provincia y la comarca, rescatar alguno del la histórica línea Vázquez. Aquella que, con escala en Alcolea, nos unía a Madrid y a la entonces populosa estación de ferrocarril de Sigüenza. A sus costados podrían grabarse rostros de los ex presidentes Bono, Barreda y Cospedal, líderes como Page, la ‘ciudadana’ Ramírez, el ex ministro Soria, el eterno aspirante Echániz y otros prometedores del imposible parador y excelencias varias en Molina. De guía turístico podría oficiar el rey podemista regional García Molina, ayudado en el Señorío por el alcalde y vicepresidente de la Diputación, Jesús Herranz, y su correligionaria y paisana Ana Guarinos.
    Sería un puntazo hacer un alto en la fallida estación del Paseo San Juan para darle algo de vida. Como lema se sugiere el autóctono Cachomostros  o, más universal, Cantamañanas.