Maneras de pensar

11/10/2019 - 16:14 Jesús de Andrés

 Un votante de Podemos encontraría ideas aceptables en el programa del PP o de Vox y viceversa.

Aunque en estas semanas de contienda electoral intenten convencernos de lo contrario, hay distintas formas de ver las cosas, diferentes maneras de entender lo que es una buena vida organizada en una sociedad justa. Digo que intentarán convencernos de lo contrario porque en este momento se nos pide que elijamos entre unos y otros, lo cual lleva los razonamientos y, sobre todo, las identidades al extremo. Y ahí, en los extremos, porque toda postura que se pretende la única verdad es extremista, se cocina la desconfianza a los demás, la condescendencia con la opinión del resto y la certeza de la superioridad de nuestras propias convicciones. Dense una vuelta por las redes sociales, que engendran como nadie el rechazo al punto de vista ajeno, y lo comprenderán.

Si a cualquiera de nosotros nos presentan distintas propuestas extraídas de diferentes programas electorales, podemos estar de acuerdo con ellas no por su ideología sino por estar cercanas a nuestras intuiciones morales. Un votante de Podemos encontraría ideas aceptables en el programa del PP o de Vox y viceversa. Siempre y cuando, claro, no se le indique de dónde sale la propuesta, porque las identidades nos ciegan hasta el punto de rechazar todo aquello que no venga de los nuestros, de la tribu, y al enemigo -ya se sabe- ni agua.

Sobre estas y otras cuestiones ha reflexionado Jonathan Haidt, psicólogo social profesor de la Universidad de Nueva York, en uno de sus últimos libros, La mente de los justos, en el que reflexiona sobre la psicología de la moralidad y de las emociones. Según Haidt, hay al menos seis fundamentos morales que son innatos. Al igual que tenemos cinco receptores del sabor, que han dado lugar a paladares y cocinas diferentes, disponemos de receptores morales que tienen que ver con el cuidado, la justicia, la libertad, la lealtad, la autoridad y la virtud. Sobre ellos levantó la teoría de los fundamentos morales que, si bien buscaba explicar las diferencias existentes en el ámbito de la moralidad entre distintas culturas, puede aplicarse a la política. De esta forma, los partidos ubicados en la izquierda tienden a respaldar unas posturas y los de derechas otras. ¿Cómo es posible que gente sensata acabe tan dividida? ¿Por qué somos incapaces de convencer a los demás o de dejarnos convencer? Si asisten a una discusión en Twitter o a un debate televisivo verán que ningún argumento modifica la posición de cada cual. Sin embargo, podemos intuir que todos los partidos y todas las propuestas tienen ideas valiosas. Haidt, quien ha promovido varios proyectos para intentar cerrar la brecha política y reducir la polarización, afirma que sólo del concurso de todas ellas puede surgir la buena política. Las diferentes maneras de pensar no debieran ser obstáculo al bien común.