Manos Unidas
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice que los primeros cristianos, además de reunirse para la oración, para la fracción del pan y para la escucha de la Palabra de Dios, anunciaban con gran valor la Buena noticia de la Salvación de Dios y ponían sus bienes a los pies de los apóstoles para que los repartiesen entre los hermanos más necesitados. Este amor al prójimo, enraizado en el amor a Dios, es una responsabilidad de cada bautizado y, por tanto, de toda la comunidad cristiana. Un cristiano no puede separar nunca el anuncio del Evangelio de la celebración de la fe y de la vivencia de la caridad.
Estos tres encargos del Señor son inseparables. Ahora bien, para llevar a cabo el mandamiento del amor, desde los primeros momentos de la Iglesia existe una organización de la actividad caritativa. De este modo es posible canalizar adecuadamente las aportaciones y donativos de toda la comunidad cristiana. La Iglesia ha cuidado esta organización de la caridad a lo largo de la historia, buscando en todo momento el servicio amoroso al prójimo, estimulando la participación de todos los cristianos en la actividad caritativa y procurando la relación cordial y humana con los necesitados mediante una sólida formación profesional.
Hoy día existen bastantes organizaciones caritativas en la Iglesia que, en comunión con sus pastores, canalizan el amor preferencial de todos los cristianos a los de cerca y a los de lejos. Concretamente, Manos Unidas, presente en todas las diócesis de España, nos recuerda cada año la sangrante realidad de pobreza, de sufrimiento y de enfermedad, que soportan millones de hermanos en distintos países del planeta. De este modo nos ayuda a descubrir que la atención a los empobrecidos no puede ser nunca algo opcional sino una exigencia de la fraternidad universal y del mandamiento del amor.
La seriedad en el trabajo, la transparencia en la contabilidad y la dedicación generosa de los técnicos y voluntarios de esta organización eclesial, tanto en el ámbito nacional como diocesano, tiene que ser un motivo de profunda alegría y de constante acción de gracias al Señor para cuantos buscan el bien común. Pero, además, la presentación de los problemas de tantos hermanos tiene que ayudarnos a no caer en la indiferencia ante el sufrimiento humano y a poner los medios a nuestro alcance para que la injusta distribución de los bienes de la tierra encuentre respuestas solidarias desde la fraternidad y desde el respeto a la dignidad de cada ser humano.
Ciertamente no podremos resolver todas las gravísimas carencias de muchos hermanos, pero sí podemos orar al Padre para que crezca la solidaridad y la vivencia de la fraternidad entre los hijos de un mismo Padre. Además, todos podemos ofrecer nuestra ayuda económica para que los proyectos solidarios, presentados por Manos Unidas, puedan realizarse. Pero no podemos conformarnos con orar y colaborar económicamente, tendríamos que plantearnos la posibilidad de formar grupos de jóvenes y de adultos en los arciprestazgos y parroquias de la diócesis para acrecentar el voluntariado de Manos Unidas. Así, con la unión de muchas manos, será posible hacer frente al individualismo y a la insolidaridad de algunos. No permitamos que esta propuesta caiga en el olvido. .
En esta ocasión, volvemos a ser noticia porque quienes nos gobernaban han decidido entregar el Ayuntamiento al PP contraviniendo la voluntad de los electores. Respetable y personal es la decisión tomada por Ignacio Simón de dimitir de su cargo pero muy criticable la de poner en manos de los populares la alcaldía de Fontanar cuando el Pueblo optó por la izquierda representada en ocho concejales de once. La explicación dada a nuestros vecinos es absurda, demagógica y atiende a cuestiones personales y partidistas más que a velar por los intereses del municipio.
Al justificar su decisión sosteniendo que al gobernar el PP en todas las administraciones a Fontanar le irá mejor con ellos también al frente, demuestran tener un concepto muy sesgado y sectario de la política. Es un argumento absurdo con el que únicamente exhiben su cobardía política. Es tiempo de pelear desde la izquierda y no de plegarse.
La señora Marisa Nuero formaba parte de una coalición de gobierno desde la que podía defender los intereses de nuestros vecinos y les recuerdo que un concejal en la oposición también puede y debe haberlo. Ustedes, que dicen ser una agrupación socialista y de izquierda, dan paso a la derecha e impiden que, ante su renuncia, gobierne el partido más votado (PSOE) porque su afán personal es ganarle la partida a Yolanda Tieso. Nadie les impide tomar esta decisión pero, por un mínimo de cariño a nuestro pueblo, no engañen a nuestros vecinos.