Navidad para la precaución y la esperanza
En la misma víspera de Nochebuena es momento para reconocer el éxito del mundo de la ciencia y la investigación, al que debemos apoyar, de sentirnos orgullosos del ejemplo dado por nuestra sociedad.
El momento central de la Navidad, la noche de mayores reencuentros familiares del año, llega de nuevo condicionada por la pandemia, la preocupación por el elevado número de contagios, la conciencia del riesgo sobre la salud de esta sexta ola, la necesidad de precaución en las reuniones. La situación en las últimas semanas ha ido a peor pese a que el escenario sea muy distinto, gracias a la eficacia de las vacunas, al que vivíamos el pasado año cuando, sin embargo, el 27 de diciembre nuestra ciudad abría la puerta a la esperanza con la administración de la primera dosis a nivel nacional. Fue un hito conseguir en tan poco tiempo el antídoto a una enfermedad combativa, capaz de mutar y seguir haciendo daño. En la misma víspera de Nochebuena es momento para reconocer el éxito del mundo de la ciencia y la investigación, al que debemos apoyar, de sentirnos orgullosos del ejemplo dado por nuestra sociedad en los distintos procesos de vacunación que de manera eficiente han ido organizando las distintas administraciones y que se refleja en que hoy tengamos los mejores datos de los países del entorno.También es día para reflexionar sobre la obligatoriedad de extender la vacunación hasta el último rincón del planeta porque todas las personas tienen derecho, pero sobre todo necesidad, de recibir esta inyección de vida y además porque siendo frecuentes los viajes por toda la orbe, el virus seguirá expandiéndose hasta que la humanidad entera esté inmunizada. Es cuestión política pero también de conciencia. Es fecha para recordar a los que han perdido la vida por esta enfermedad u otra causa, de padecer con los que sufren en los hospitales o en sus casas por cualquier dolencia, de ser generosos con quienes llegada la hora de la comida no tienen nada que poner en el plato, con los niños a los que no llegará un juguete, con los que están solos, con los frágiles por mil circunstancias. Es hora para la generosidad, la sensibilidad, la solidaridad, para hacer una pausa y disfrutar de los seres más queridos. Vivamos la Navidad con esperanza, alegría, cuidado porque los malos hábitos pueden causar daños y con ilusión y mucho amor, que debería ser el motor que moviese todo.