No es razón para "quitar del medio" a una persona
20/06/2014 - 23:00
El papa Francisco envió en el mes de febrero un mensaje a los participantes en la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, en ocasión del XX aniversario del nacimiento de esa institución. El tema principal de la Asamblea era: Envejecimiento y discapacidad. El Santo Padre les recordaba que la falta de salud y la discapacidad no son una buena razón para excluir, o peor aún, para quitar de en medio a una persona y ha denunciado que en la actual cultura del residuo, los excluidos pasan a ser desechos sobrantes.
El Papa afirmaba en el mensaje cómo el tema elegido por la Academia sea de gran actualidad y muy apreciado por la Iglesia. En nuestra sociedad existe la tiranía de una lógica económica que excluye y a veces mata, y de la que muchas personas hoy en día son víctimas, comenzando por las personas mayores. El Pontífice señala que debido a la denominada cultura del residuo, a los excluidos ya no se les explota sino que pasan a ser desechos, sobras. Contra la eutanasia Ante estas discriminaciones, Francisco plantea la cuestión antropológica sobre el valor del hombre y las bases en que se asienta.
La salud -subraya- es sin duda un valor importante, pero no determina el valor de la persona. La salud no es una garantía de felicidad: ésta, de hecho, puede abundar incluso en presencia de problemas de salud
Por lo tanto, -añade- la falta de salud y la discapacidad no son una buena razón para excluir, o peor aún, para quitar de en medio a una persona, y destaca cómo la privación más grave que las personas mayores sufren no es el debilitamiento del cuerpo y la discapacidad que puedan tener, sino el abandono, la exclusión y la privación de amor. Maestra de acogida y solidaridad es, sin embargo, la familia: es en el seno de la familia donde la educación perfila de manera sustancial las relaciones de solidaridad; en la familia se puede aprender que la pérdida de la salud no es una razón para discriminar ciertas vidas humanas; la familia enseña a no caer en el individualismo y a equilibrar el yo con el nosotros. Ahí es donde el «cuidar» se convierte en la base de la existencia humana y en una actitud moral que promover, a través de los valores de compromiso y solidaridad .