Normalidad en la Semana Grande

Miles de personas han disfrutado en la ciudad de Guadalajara de los cerca de doscientos actos programados con motivo de las ferias y fiestas que ha contado con dos fines de semana llenos de propuestas. El balance final ha de ser positivo en cuanto a la celebración de las actividades, en primer lugar porque todas ellas han podido llevarse a cabo, gracias al buen tiempo y por la participación de los vecinos y personas llegadas de otros lugares que han demostrado ganas de diversión y civismo. Precisamente la ausencia de incidentes de gravedad, nunca faltan pequeñas incidencias que apenas han enturbiado la generalidad, es la mejor de las noticias después de tantos días consecutivos de multitudes y excesos de alcohol. Por lo demás cabe destacar las dignas tardes de toros en el coso con buenos carteles y el buen ambiente en los conciertos estrella, de cierto tirón, especialmente para los jóvenes. Lo mejor, posiblemente, hayan vuelto a ser los vermús solidarios, consolidados como la mejor fórmula para la programación diurna. Gran ambiente en el parque de la Concordia y por San Roque. También hemos de resaltar el buen funcionamiento de los dispositivos de limpieza, seguridad y transporte urbano extraordinario establecidos para estas fechas por el Ayuntamiento  que han permitido la normalidad dentro de la excepcionalidad en la vida de la capital. Lo peor, la división de opiniones entre peñistas y ciudadanos respecto a cuál debe ser la ubicación tanto del recinto ferial como de las peñas. No es fácil tener para una semana al año un gran espacio, céntrico, y que aglutine la oferta. Tampoco todos lo quieren pues a muchos les gusta la diversión por todos los lugares y a cualquier hora. Políticos, hosteleros, peñistas y ciudadanos, algún día, tendremos que debatir sobre un modelo que afecta a todos, pues más allá del componente lúdico debe servir como revulsivo económico que devuelva con creces la inversión realizada. En las ubicaciones estará la clave.