Nuevo ciclo
 Tiempo y motivos habrá, seguro, para cabrearnos a lo largo de este nuevo año tan electoral y tan intenso que acabamos de estrenar. No lo duden. Así que mejor voy a aprovechar una ocasión propicia para subrayar unas cuantas buenas noticias, antes de que sea tarde. Para empezar, el precio del barril de petróleo sigue cayendo hasta su nivel más bajo desde 2009, lo que beneficia a países importadores de crudo como es nuestro caso. La recuperación del empleo en España durante el 2014 no deja de ser un dato objetivo y bastante esperanzador, por mucho que se empeñen los viejos sindicatos y la oposición en contrarrestar ese optimismo gubernamental con referencias y alusiones a la precariedad laboral y a la temporalidad de esos empleos. Las bajadas del bono español, hasta el 1,5%, y de la prima de riesgo, que ronda ya los 100 puntos, también son buenas noticias, aunque sus consecuencias apenas se aprecien todavía en el bolsillo del ciudadano. Tampoco me parece mala noticia que el Rey Felipe VI haya subrayado en su discurso de la Pascua Militar que mandar es servir y no un medio para servirse, que es lo que vienen haciendo precisamente algunos de los representantes públicos. Como tampoco me disgusta que se hagan propuestas para acercar el Ejército a los ciudadanos, con la sana intención de recuperar una imagen de normalidad y de respeto democrático a la milicia, como salvaguarda de la seguridad nacional. Algo, por cierto, que no es necesario reivindicar en ningún país de nuestro entorno. Sin embargo, aquí nos parece casi una provocación reabrir el Museo del Ejército en Barcelona, cinco años después de habérselo traspasado al Ayuntamiento, para que en el castillo de Montjuïc pudieran organizar exposiciones y manifestaciones sobre el hecho diferencial y la pasión de catalanes. Pero ya he dicho que no quiero cabrearme. Ni tampoco pensar que todo el monte es orégano. El 2015 será mejor que el 2014 y, aunque solo sea por eso y por llevarle la contraria a los agoreros y aguafiestas, merece la pena pelear y luchar, hasta consolidar una recuperación que nos la hemos ganado a pulso. Hay motivos para mirar con cierto optimismo al futuro y para dejar de regodearnos en las frecuentes contiendas que solo nos aportan crispación y mala leche.