Obsolescencia
17/09/2015 - 23:00
Los catalanes pudieron expresar su opinión en las urnas con plena y absoluta libertad el 9N, como en cualquier otra elección, y solamente menos de un tercio del censo dijo SISI (emperatriz) a la independencia, pese a los llamamientos desesperados de los partidos soberanistas. Todo ello, permitiendo el voto a los mayores de 16 años y a los inmigrantes empadronados. Pero diez meses después, a pesar del evidente fiasco, los secesionistas vuelven a la carga, con otra propuesta tramposa y rocambolesca.
La secesión fracasó en Quebec y volvió a fracasar en Escocia y Cataluña (9N). Y sucederá lo mismo el 27S. Los separatistas catalanes se han quedado sin referentes.
En los tres casos, la cordura, la modernidad y el sentido común de los ciudadanos se han impuesto a la rancia borrachera independentista. Desde Obama y Cameron a François Hollande, pasando por la Unión Europea y el resto del mundo occidental, consideran que el secesionismo es indeseable porque camina en dirección contraria a la marcha de nuestro tiempo, que apuesta por la unión y las organizaciones supranacionales. Los secesionistas catalanes se han quedado solos frente al mundo desarrollado. El independentismo ha caído definitivamente en la obsolescencia y el desprecio internacional.