Oportunidad y oportunistas
Sánchez cerró un acuerdo con la extrema izquierda española de inmediato. No llamó a nadie más.
Tras las pasadas elecciones del 10 de noviembre se ha abierto en España un debate sobre las posiciones de cada partido político en relación al acuerdo que el PSOE y Podemos buscaron y desde el mismo instante en que se supieron los primeros resultados y que cerraron en un abrir y cerrar de ojos.
España perdió una oportunidad de desalojar del Gobierno a un presidente cuyo único objetivo ha sido y es el de perpetuarse en el poder a costa del interés común de los españoles y de las necesidades de nuestro país.
Sánchez cerró un acuerdo con la extrema izquierda española de inmediato. No llamó a nadie más. No buscó puntos de encuentro con otros partidos constitucionalistas. Únicamente selló lo que había empezado en julio pasado y que no cerró por su enorme ambición de querer más, aún perdiendo seis meses preciosos para sentar las bases de una política de contención ante la desaceleración económica que ya se anunciaba y antes de que se produjeran los atentados permanentes a la unidad nacional por parte del independentismo catalán.
Pero, como digo, hemos perdido una oportunidad de echar al culpable de que hoy estemos en esta encrucijada política. Lamentablemente, perdida la oportunidad, aparecen los oportunistas.
Y el mayor de ellos es el presidente de Castilla-La Mancha: Emiliano García Page, quien se ha convertido en un experto en postularse y parecer lo que no es. No es un hombre de Estado que piensa en el bien de los españoles, a pesar de que quiera parecerlo.
Nada más lejos de la realidad. Page es un oportunista que siempre hace lo que a él le conviene, en cada momento.
Hace cinco años, en plena campaña electoral, dijo públicamente -y así está recogido en los medios de comunicación- que jamás pactaría con la extrema izquierda de Podemos. Llegaron las elecciones y, como perdió, pactó con Podemos para formar Gobierno a pesar de haber quedado detrás del PP en las urnas.
Estuvo gobernando con ellos y por el camino firmaron un acuerdo para quitarle el dinero a la educación concertada y para prohibir a los sacerdotes entrar en las residencias de ancianos y hospitales de la sanidad pública.
Y durante este mandato no apoyó o, incluso, votó en contra de iniciativas presentadas por el Partido Popular en relación a la unidad de España; la defensa del castellano como lengua vehicular; la aplicación del artículo 155 de la Constitución; la defensa de la Constitución española o el apoyo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, incluida la petición de instar al Gobierno a que homologara los salarios de todos los cuerpos policiales del Estado.
Todas estas propuestas, -el oportunista Page- no las ha apoyado o incluso, las ha votado en contra. Estas posiciones se pueden comprobar en el diario de sesiones de las Cortes de Castilla-La Mancha: resolución de un debate general en el pleno del 24 del 9 de 2015; PNL debatida en el pleno del 2 del 11 del 17; resolución de un debate general en el pleno del 15 del 2 de 2018; resolución de un debate general en el pleno del 29 del 11 de 2018; y, más recientemente, resolución de un debate general sobre la cohesión de España en el pleno del 24 del 10 de 2019.
Hace unos meses, el 15 de mayo de 2019, Page recomendaba a Sánchez “no meter a Unidas Podemos en su Gobierno”. Había que aprovechar que estábamos en campaña electoral (las elecciones europeas, autonómicas y locales) y decir lo más oportuno.
Dos meses más tarde, en una entrevista radiofónica en la SER decía: “la investidura de Sánchez no se puede cerrar con un acuerdo a cuatro años con PNV y Podemos, porque son impredecibles; pueden decir una cosa por la mañana y otra por la tarde”. Cuestión de oportunismo, pensando en un gobierno en solitario.
Y hoy, aprovecha la oportunidad, el momento, y pide al PP que se abstenga, para que sea cómplice de la instalación de un Gobierno de extrema izquierda en España.
Esa coalición con Podemos, que cuando a él le convino apoyó y amparó, y que más tarde repudió, hoy la bendice y dice que será buena para España. Que lo único malo es que los independentistas, con su abstención, permitan que se constituya.
Ha vuelto a ver su oportunidad, y el oportunista no la desaprovecha. Lanza un mensaje contradictorio que le permite auparse como el paladín del PSOE que combate el independentismo. El mismo Page que permitió que su vicepresidente de Podemos se reuniera con Oriol Junqueras antes del referéndum ilegal, hoy pide a otros que hagan lo que él nunca ha estado dispuesto a hacer.
Y hay quien todavía le aplaude. Pero yo digo que a nosotros no se nos puede pedir que nos abstengamos para que seamos responsables de la ruina de este país y la ruptura del Estado.
El Gobierno de España no puede depender ni de independentistas, ni de comunistas. El gobierno de España no puede depender de los que quieren acabar con la libertad, subir los impuestos, y llevarnos a la ruina como en Venezuela. Eso es tan grave como depender de acuerdos con los independentistas.
Lo que debería hacer el oportunista Page es exigir a Sánchez que renuncie a Podemos. Si renuncia, nosotros estaríamos dispuestos a contemplar otras opciones, pero hoy eso no es posible.
No es la hora de los oportunistas. Es la hora de los políticos responsables y de los hombres de Estado. Hoy, el auténtico ejercicio de responsabilidad sería el de buscar un acuerdo, principalmente, en materia económica y en la unidad de España con nosotros y no echarse en brazos de la extrema izquierda y pedirnos que aplaudamos.
Aquí no debería haber “ni bloques ni bandas”. Porque lo que sí sería una banda es un Gobierno de extrema izquierda “asaltando el cielo”, como pedía Iglesias.