Page, campeador

11/11/2016 - 18:22 Antonio Yagüe

 Page hizo  en Molina de Aragón una lluvia de promesas como guiño al vacío anterior de su colega Cospedal.

Cuentan quienes vivieron la semana pasada el consejo itinerante del ejecutivo de Castilla-La Mancha, que el ayuntamiento de Molina de Aragón superó la hospitalaria acogida dispensada por el mismísimo alcalde moro Abengalbón al Cid en su destierro hacia Valencia, según narra el famoso Cantar. Diez siglos después, a cien metros escasos, el presidente García-Page lo agradeció con más detalles que el Campeador, que al fin y al cabo, según historiadores modernos, era un mercenario arruinado e incluso robaba ya balanzas fiscales si hacemos caso a algunos de Cataluña.
    Page hizo una lluvia de promesas como guiño al vacío anterior de su colega Cospedal. Prometió el arreglo, en los próximos dos años, de tres carreteras menores como el devastado tramo Anquela del Ducado-Turmiel. Pero tranquilos sus usuarios, no llegará, si llega, hasta el verano del 2018. En la gavilla de intenciones para el próximo lustro figuran parches como invertir en más antenas y generalidades vacías como establecer distancias mínimas en sanidad o la “instalación estratégica de empresas”. O “intentar tener” un borrador, “antes del verano” para rehabilitar y embellecer Molina, incluidos los edificios privados, y reforzar la actividad turística. El título, copiado de Toledo, será “Molina a plena luz”. No suena mal pero la colaboración de otras administraciones y particulares será harina de otro costal. Nada de calado y ni un euro sobre la mesa.
    Solo faltó un beso a lo ‘kruschev’ entre presidente y alcalde. Ni se mentó el imposible parador. Como la soga en casa del ahorcado. Ni la recuperación de la ribera del Gallo, tantas veces prometida por sucesores de Abengalbón. El caso es que Molina sigue siendo una ciudad de espaldas a su río. Podrían copiar de otras y hacer un paseo que sirva de recorrido para visitar el casco viejo desde la Soledad hasta las Guijarrillas donde confluye la Cava. Sería una zona ideal de expansión y recreo para jóvenes y mayores, ahora que está tan de moda caminar, correr y pasear en bici. De paso, serviría para conocer la historia de famosa rambla que ocasionó devastadoras riadas tras lluvias torrenciales, como en 1930, hasta su desvío al Gallo para construir el paseo de los Adarves. Sería otra manera de “recuperar la autoestima” de la ciudad, como dijo Page, en discurso heredado de su mentor Bono.