Page discrimina y margina a Guadalajara
El señor Page ha consentido que Guadalajara tuviera como stand un mostrador escondido detrás del escenario principal, usado como ropero y de difícil acceso cuando se colocaban delante carteles.
FITUR, el gran foro de negocios de la industria mundial del turismo, ha finalizado con un sabor agridulce para la provincia de Guadalajara. La Diputación ha trabajado a conciencia, como todos los años, por mostrar un producto turístico de calidad, por ofrecer las maravillas de nuestra gran provincia y por aunar los intereses de todos los pueblos respondiendo a las demandas que se nos han planteado.
Por ello, porque somos conocedores de la realidad de una provincia machacada por la lacra de la despoblación, sensibles con los problemas de los pueblos que tienen a la Diputación como una administración cercana y con la puerta siempre abierta, no podemos consentir el ninguneo al que se nos ha sometido por parte de la Junta de Comunidades, que preside el señor Page, durante esta Feria del turismo.
El señor Page ha consentido que la provincia de Guadalajara pierda una oportunidad de oro para aprovechar al máximo la inversión que hace la Diputación para atraer turistas. Ha consentido que Guadalajara tuviera como estand un mostrador escondido detrás del escenario principal, usado como ropero por las personas que terminaban sus actuaciones, y de difícil acceso cada vez que colocaban justo delante los carteles de cada presentación. El señor Page ha vuelto a marginar a Guadalajara y en esta ocasión, lamentablemente, ha conseguido su objetivo: nos ha escondido. Han sido muchas, muchísimas, las quejas que hemos recibido en la Diputación de visitantes, vecinos de Guadalajara, que se han sentido impotentes ante este evidente pisoteo. Page ha llegado demasiado lejos con este acto de menosprecio: no solo discrimina a Guadalajara sino que intenta esconderla como si Castilla-La Mancha estuviera compuesta solo por cuatro provincias. Y lo peor de todo es que él no se esconde, no le duelen prendas ni le causa el más mínimo sonrojo ser el máximo responsable de todas estas tristes acciones, ni se le pasará por la cabeza pedir perdón por este agravio hacia la provincia de Guadalajara. Para más inri, mandó a su vicepresidente, su socio de Podemos, a inaugurar el Día de Guadalajara y a presentar una ruta de los gancheros aún siendo conocedor de que la Diputación presentaría esta ruta como oferta turística media hora después. Además, se ha permitido editar un folleto del Camino del Cid, una ruta gestionada a través de un Consorcio formado por las ocho diputaciones entre las que se incluye Guadalajara, sin dirigirse siquiera a la Diputación e inmiscuyéndose en una línea de trabajo que se decide en los consejos anuales que se celebran en cada provincia de forma rotatoria. Esto es algo que nunca había pasado.
Ante estos actos de sectarismo puro y duro, nosotros, desde la Diputación, vamos a responder con trabajo, trabajo y trabajo. Page no va a conseguir amedrentarnos ni taparnos. Somos una provincia que está sufriendo una dura discriminación que se hace patente también en el tema de la Sanidad con el Hospital de Guadalajara totalmente abandonado o con un sinfín de promesas y planes que nunca llegan. Planes cuyos anuncios llevan el mismo procedimiento: lo anuncio y luego pido implicación de las diputaciones. Las diputaciones no pueden ser las avalistas de la Junta. En la Diputación de Guadalajara nos ha costado mucho esfuerzo sanear las cuentas y enderezar la situación dejando atrás el afán de lapidar el dinero de todos los ciudadanos en comidas, flores y otras prebendas. La Junta debe ayudar a los pueblos de nuestra provincia, atender sus peticiones, y no descargar la inversión económica en las diputaciones para poder sacar adelante sus planes.
Si el señor Page no quiere a Guadalajara, si quiere borrarnos del mapa, le tenemos que decir que no lo va a conseguir. Que desista de una vez de este ninguneo intencionado que solo pagamos los ciudadanos que queremos a esta tierra y trabajamos día a día por su desarrollo.