¿Palabra de honor?
Imagino que ustedes, como yo, se debieron de quedar ‘ojipláticos'.
Quiero empezar recordando ‘a quien le interese’, que la ‘Palabra de Honor’ es aquella promesa cuyo cumplimiento está garantizado por la honradez o la reputación de la persona que la realiza.
Sin embargo, ¿dónde ha quedado para algunas personas el verdadero significado del honor?
Que la honestidad, la palabra de honor y la credibilidad van de la mano, es algo incuestionable. Lo sorprendente y lamentable es ver cómo las personas que incumplen su palabra van tan felices por la vida, como si el deterioro de su imagen y su honorabilidad perdiera importancia, y se priorizara ‘las ansias de poder’ a cualquier precio.
Es una opinión generalizada entre socialistas y podemitas que para sobrevivir y llegar o mantenerse en el poder, es de obligado cumplimiento mentir, decir medias verdades y olvidar la palabra dada. Ellos ‘tiran’ de excusas y todo solucionado.
Este es el ‘fango’ en el que se mueven.
Hace unos meses, el Sr. Pablo Iglesias decía en rueda de prensa -cito textualmente-: “En cualquier caso, lo que dejo claro aquí, es que Podemos, no entrará en ningún caso a formar parte de ningún Gobierno que esté presidido por el partido socialista”.
Por su parte, el Sr. García Page afirmaba: “Mi objetivo es que el PSOE, no termine siendo Izquierda Unida, ni una sucursal de Podemos” o “No tenemos tanto margen para giros ideológicos” o “No me gusta que haya políticos que se sientan acomplejados y, peor aún, trabajando para Podemos” (una frase de libro, pero para el libro récord de las incongruencias). Un tiempo después, el Sr Page se permitió la licencia de afirmar también, que si ganaba el Sr. Pedro Sánchez, él se iría.
Después de todo esto, hace apenas unas semanas, el titular de algún medio de comunicación rezaba: “PSOE y Podemos acuerdan en Castilla La Mancha su primer gobierno regional de coalición”, y la noticia se acompañaba de las correspondientes fotos de abrazos y sonrisas.
Imagino que ustedes, como yo, se debieron de quedar ‘ojipláticos’. Y no es para menos, porque estos señores, encima de incumplir con su palabra, destrozar su credibilidad y olvidarse de su honorabilidad, posan tan felices y con la cabeza alta. ¡Alucinante! Les importa menos que nada que este ‘modus operandi’ les defina claramente como irresponsables y tramposos.
Quien les escribe, no entiende nada, excepto que ‘la avaricia rompe el saco’, y por desgracia seremos los castellanos manchegos los perjudicados por este reparto de sillones, tan vergonzoso como inútil.