Palacio del Infantado 2012, tengo una corazonada... ¿O era Madrid 2016?
Son tantas las similitudes que una no puede evitar liarse...
Son tantas las similitudes que una no puede evitar liarse… No hay que hacer mucha memoria para acordarse de esas fallidas intentonas de Madrid ciudad olímpica 2012, 2016, 2020 y así, hasta el infinito y más allá.
Bueno, hasta el infinito no, hasta que llegó una nueva corporación que detuvo el despilfarro que suponía cada candidatura de Madrid como ciudad olímpica. Tapadera de toda la basura y la ineficiencia de los gobiernos del Partido Popular en Madrid, por mucho que nos hayan querido vender lo contrario.
Me da que algo parecido tiene el singular y repentino interés de Antonio Román por la candidatura del Palacio del Infantado para que sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Muchas similitudes que no solo se pueden encontrar en el eslogan elegido, ‘Tengo una corazonada’. Suena poco convincente querer que un edificio sea nombrado patrimonio de la humanidad en una ciudad con un casco histórico que parece Sarajevo en sus peores tiempos, donde por triste que suene son más representativas las medianeras amarillas que los leones del Patio del Palacio.
Durante todos estos años el Ayuntamiento se ha preocupado muy poco por la conservación y mantenimiento del edificio más emblemático de la ciudad. No ha habido por parte de ninguna administración una inversión relevante en el Palacio ni en su entorno, solo hay que ver el estado de los jardines o el collage de anuncios que luce la fachada colindante al Infantado.
Ahora, si hay que hacerse una foto, allí está el vicealcalde el primero, sonriendo como si fuese el posado que todos los novios se hacen con la fachada del Infantado como fondo. Al lado de un señor de Toledo, delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, que vino a anunciar unas obras que no se van a realizar, mejoras en el tejado y en la fachada por valor de 480.467 euros que el Ministerio ya había comunicado que no se ejecutarán.
Con visita y foto, pero sin inversión, así nos hemos quedado, porque aquí lo que cuenta es decir que hacemos, aunque no hagamos. Ni mantenemos ni invertimos en el edificio, ni en sus jardines, ni en dignificar su entorno; pero nos dedicamos a organizar eventos, algo así como organizar fiestas en casa ajena y no preocuparse ni de pasar la escoba al acabar.
A estas alturas ya tengo clara mi corazonada… incluida o no en la lista de ciudades candidatas, esta iniciativa tiene más de parecer que de hacer, una excusa para salir en la foto, para hacer saraos y disimular el abandono.
No sé si el Palacio del Infantado será nombrado Patrimonio de la Humanidad, pero lo que es seguro que es un superviviente, resistente a la dejación de tres administraciones, a la inacción de las sucesivas corporaciones y a la desolación de nuestro casco histórico.