Pensiones garantizadas y actualizadas
El Estado no regala la pensión, simplemente devuelve al ciudadano lo que éste ha adelantado con su trabajo.
La fuerte precipitación de agua nieve sobre la ciudad de Guadalajara, al inicio, principalmente, de la manifestación convocada el sábado por los sindicatos CCOO y UGT por unas pensiones dignas y la garantía de la sostenibilidad del sistema no impidió que fuesen numerosas las personas en salir a la calle para reivindicar la estabilidad y seguridad en su cobro presente y futuro, así como la actualización de las mismas conforme al precio de la vida, que marca el IPC. Es una reclamación de justicia, un derecho fundamental que debe quedar protegido para los mayores de hoy, que ya han prestado un servicio a la sociedad con su trabajo, para los que por cualquier circunstancia no han cotizado lo suficiente y para los que ahora trabajan, por cuenta propia o ajena, y llegado el momento habrán de disfrutar de su jubilación. El tema trasciende de ideologías y requiere, como otras tantas cosas, de un pacto nacional actualizable que tenga vigencia más allá de las alternancias políticas en los gobiernos. No se puede consentir que en pleno siglo XXI, después de haber sido capaces de alcanzar el Pacto de Toledo, que ha de ser la base, haya pensionistas con miedo a no cobrar o que la sensación generalizada entre los jóvenes o trabajadores de mediana edad sea que cuando lleguen a la vejez no van a percibir nada. Los fondos privados deben servir como fórmula de ahorro o complemento para quien pueda o quiera permitírselo, pero no como sustituto de un derecho ganado con la cotización del día a día. Debemos desterrar estos pensamientos de resignación. El Estado no regala la pensión, simplemente devuelve al ciudadano lo que éste ha adelantado con su trabajo y por ello lo hace de manera proporcional a la aportación realizada por cada uno a lo largo de su vida laboral. Es cuestión económica, de gestión, dotar al sistema público de los ingresos suficientes para afrontar los gastos y de acuerdo político estudiar las distintas fórmulas existentes para no generar inquietudes en algo tan sagrado. Es un momento clave para fijar las bases para un futuro tranquilo.