Periodismo

14/12/2018 - 12:13 Jesús de Andrés

  Si hay un género que para mí destaca, ese es la columna, el artículo de opinión.

El periodismo tiene múltiples caras. Cuando es honesto, tanto si está vinculado a la información como si lo está a la opinión, tiene como referente la verdad. Pilar Bonet lo expresó magníficamente hace poco, en Brihuega, al recibir el premio Manu Leguineche: el periodismo es contar la verdad de la vida. Tanto si es un reportero de guerra, un corresponsal en un país extranjero, un redactor en la sección de local o un columnista de opinión, el periodista debe aunar rigor y honestidad, sólo de ahí podrá surgir un buen periodismo. Si a ello se añaden un buen puñado de imparcialidad y unas gotas de crítica constructiva para darle sabor, sin duda su guiso ganará en sustancia.
  A lo largo del tiempo el periodismo ha ido mudando su faz, a la vez que lo ha hecho la profesión. Los cambios tecnológicos, en continua evolución, han generado un periodismo, el de hoy en día, totalmente distinto al de hace tan sólo unas décadas. La formación de los jóvenes periodistas nada tiene que ver tampoco con la de aquellos que antaño fueron, si bien a veces se echa de menos algo de frescura, ese afán por saber y contar que es la madera de todo buen cronista. Y se echa de más, de cuando en cuando, cierta mentalidad corporativa. También es verdad, todo sea dicho, que no está el horno mediático –léase político y empresarial– para bollos arriesgados. Pese a todo, se hace buen periodismo; se leen, ven y escuchan cosas de calidad, tan sólo hay que saber buscarlas allí donde están.
   Si hay un género que para mí destaca, ese es la columna, el artículo de opinión. Hay quien lo ha definido como el soneto del periodismo, y no le ha faltado razón: debe aunar estilo y precisión, el encaje exacto en un esquema acotado. No sorprende que algunos de los mejores periodistas hayan sido literatos de éxito, y viceversa. Desde Truman Capote, Hemingway, Orwell o Tom Wolfe, entre los anglosajones, a García Márquez o Vargas Llosa entre los hispanoamericanos. Cuando Capote escribe la crónica de un asesinato en A sangre fría o García Márquez la de un suceso en Relato de un náufrago, están contando una verdad de forma literaria, están convirtiendo una noticia en literatura. El columnismo español está lleno de nombres que son referentes de nuestra mejor literatura: desde Larra hasta Paco Umbral pasando por Azorín, Julio Camba, Gómez de la Serna, Delibes, D’Ors o Manuel Vicent, entre otros (y otras). Sus ingredientes son pocos pero deben estar bien cocinados: presencia del autor, voluntad de estilo, querencia por la anécdota y estilismo en la prosa. Como aprendiz que soy, en lugar de escribir los míos, cada noche leo un fragmento de los diarios de César González Ruano, que siempre es droga dura. De la buena.