Por un Tajo vivo

30/11/2015 - 23:00 Redacción

Guadalajara salió a la calle este domingo para de manera contundente mostrar su oposición a la manera en que se está realizando desde hace décadas el trasvase Tajo-Segura que ha logrado que lo que un día fuera conocido como el ‘Mar de Castilla’ sea hoy un lodazal, lo que se convirtió en enclave turístico preferente del interior haya pasado a ser una zona en progresivo deterioro social y económico y lo que nació como una medida de solidaridad interterritorial sea ahora una flagrante injusticia que alcanza su colmo en la obligatoriedad de plantar cultivos de secano sin acceso al agua en la zona del Tajo mientras aumentan las hectáreas de cultivo de regadío en la cuenca del Segura, que basa su desarrollo en los recursos de nuestro río, mientras se nos niega a nosotros ese derecho. Clama al cielo esta situación que en definitiva es consecuencia de un problema poblacional. Una manifestación en el Levante, relanzada por la unidad política sin fisuras, asusta a cualquier gobierno por jugarse millones de votos mientras que unos cuantos miles de agraviados en una pequeña provincia que solo aporta tres diputados al Congreso y en la que sus políticos se enfrentan entre sí y no anteponen la provincia a sus intereses de partido, poco ha preocupado en el tiempo a los ejecutivos de González, Aznar, Zapatero o Rajoy, llegando este último a aprobar un trasvase tan solo tres días antes de una manifestación y a las puertas de una campaña electoral. Aun así no debemos dejar de protestar, de mostrar la indignación en las calles como pasó ayer, de apoyar el trabajo de las plataformas, asociaciones, ayuntamientos, colectivos y ciudadanos que esgrimen sus- nuestros- argumentos en busca de una política hidráulica justa en la que al agua no se derive del débil al fuerte por imposición sino que los trasvases se realicen con criterios objetivos de necesidad de unos y otros. Es necesario un plan nacional con amplio acuerdo político y de las distintas regiones que integran nuestro país para lograr el abastecimiento de todos, primero para consumo humano y después para regadío. Ojalá que el Gobierno que salga de las urnas impulse de una vez este pacto de Estado que perdure a los vaivenes de los futuros ejecutivos.