Punto de referencia
Aunque pueda parecer una situación ajena, lo cierto es que la integración social no es sólo un problema que azote a colectivos como el de inmigrantes. Para solventar muchos de los casos que se dan en la ciudad y que en ocasiones casi ni percibimos, el Ayuntamiento capitalino, puso en marcha el pasado año el Programa de desarrollo grupal y comunitario para sectores de la población con dificultades económicas de empleo y socioculturales. El Consistorio desarrolla estos talleres a través de la subvención que concede el Gobierno regional para programas de integración social y el principal objetivo es facilitar, en la medida de lo posible, la integración de las personas más desfavorecidas en el ámbito económico y sociocultural. De ahí que los talleres se desarrollen en los centros sociales de Escritores, Los Valles y El Alamín, puntos en los que se ha detectado mayor concentración de individuos, grupos y familias en riesgo de exclusión social. Se trabaja con personas y familias en situación de pobreza económica, con bajo nivel de formación y elevados índices de paro e inestabilidad laboral, aunque el perfil de los beneficiarios abarca también a aquellas personas que sufren aislamiento social por carencia de motivaciones o por pertenencia a minorías étnicas o culturales. La población atendida a través de este programa es muy joven, concretamente entre los 26 y los 40 años de edad, en su mayor parte familias nucleares con menores a su cargo. A diferencia de lo se cree, el grueso, el 65% son españoles; el 18% de minorías étnicas, el 33% población latinoamericana, y el resto de diversa procedencia: Rumanía, Bulgaria, etc. Este amplio perfil, es un reflejo de los necesarias que son estas actividades, que apuestan por establecer estrategias de promoción comunitaria y de intervención grupal que mejoren la calidad de vida y el bienestar social de los colectivos afectados. Sólo mejorando su situación podremos hablar de plena integración social.