Que viene el toro

25/09/2016 - 12:34 Pedro Villaverde Embid

Debemos resaltar al toro como el principal reclamo de nuestras fiestas. Un ejemplo, los encierros que hemos disfrutado en la capital.

La provincia agota ya sus fiestas patronales y además del santo o de la virgen a cuya advocación se dedican, sin desmerecer a los grupos musicales que protagonizan las verbenas como acto principal en muchas localidades, y por supuesto poniendo en relieve la figura de las peñas, motor de alegría y colorido, debemos resaltar al toro como tal vez el principal reclamo de las mismas. Los listados de encierros y sueltas por calles y campos que hemos venido publicando en los dos últimos meses son la mejor prueba de la afición que en Guadalajara existe a la tauromaquia en toda su extensión. En Brihuega se celebra el más importante encierro por el campo que tiene lugar en España y en la capital los encierros son en punta, lidiándose por la tarde los erales que se corren por la mañana, lo que añade tensión o emoción y atrae a nuestra ciudad a corredores de todo el país.  La organización cada vez es mejor y es el acto de mayor categoría de las fiestas de la ciudad. Nuestro reconocimiento aquí al alcalde Javier de Irizar que en el año 1979 los instauró en Guadalajara, en un momento en el que todavía no existían las comunidades autónomas  y se requería que tuviesen tradición para poder celebrarse. El hábil político y abogado argumentó entonces que se corrían en Taracena y coló. Muchas son las personas que se levantan al televisor, a las ocho en punto de la mañana, para ver su transcurso, pero también lo son las que los siguen durante su recorrido, especialmente en los tramos más vistosos y peligrosos, y las que llenan el coso para ver la entrada y posterior suelta de reses. Espectacular ambiente durante el fin de semana, al que sigue ese chocolate con churros o incluso huevos fritos con panceta. La seguridad es impecable y no se deja a los que no están en condiciones que se pongan delante del toro. Así debe ser y ese control debe ser exhaustivo para evitar que un chico de 20 años quede parapléjico como ha sucedido en Azuqueca. Tal vez debiera existir un carné de corredor para limitar la participación en estos actos y asegurarse de que los valientes tienen una cierta preparación, conocimientos y aptitudes y los demás a ver los toros desde la barrera para que no nos canten aquello de “si te ha pillado el toro…” porque no puede valer eso de “ánimo y al toro”.