Semilla y fruto
El celebrado en Sigüenza fue un acto bonito y emotivo, en el que las palabras de algunas de las mujeres participantes, como la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, la consejera de Igualdad, Sara Simón, o dos de las galardonadas, las hermanas Elena y Laura Sánchez Lozano, de Alcocer,
Asistí el pasado lunes al acto que, con motivo de la celebración del Día Internacional de las Mujeres Rurales, organizó el Gobierno de la Junta de Comunidades en la ciudad de Sigüenza. Cualquiera que haya investigado mínimamente el problema de la despoblación en España sabe que, en buena medida, la fijación de población al territorio depende de la permanencia de las mujeres, de que se abran para ellas oportunidades laborales y formativas en su entorno más cercano, del hecho de que no se vayan a estudiar o trabajar fuera y no regresen más. Lo sabemos bien en la UNED, universidad pública con acendrada vocación social que, a través de sus 61 centros y más de 200 aulas enclavadas en zonas rurales, da la oportunidad de realizar estudios superiores oficiales o seguir cursos de formación a miles y miles de mujeres en toda España. En Guadalajara, sin ir más lejos, la actividad de la UNED, gracias al apoyo de la Diputación Provincial, llega a poblaciones como Molina, Sigüenza, Jadraque, Mondéjar, Brihuega o El Casar, entre otras, siendo las mujeres quienes más se matriculan y quienes más participan en las numerosas actividades propuestas.
La conmemoración de esta efeméride, cada 15 de octubre, forma ya parte del nuevo calendario secular y sirve de homenaje a esas mujeres que son la cuarta parte de la población del planeta, en no pocos países con graves problemas de acceso a la educación y a los recursos sanitarios, en situaciones de extrema desigualdad y pobreza. En nuestro país, por fortuna, los problemas económicos no son tan enormes como antaño y la igualdad gana terreno desde hace tiempo de manera gozosamente inevitable. El celebrado en Sigüenza fue un acto bonito y emotivo, en el que las palabras de algunas de las mujeres participantes, como la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, la consejera de Igualdad, Sara Simón, o dos de las galardonadas, las hermanas Elena y Laura Sánchez Lozano, de Alcocer, consiguieron trasladar la importancia del trabajo realizado por las mujeres trabajadoras en el mundo rural, pero también la emoción conectada a la memoria que surge al recordar a aquellas mujeres que fueron semilla, que sembraron el campo con su esfuerzo, su rectitud y su trabajo para alcanzar una sociedad mejor para sus hijas y sus nietas, fruto que a su vez será simiente de futuro.
Cómo no recordar en ese momento a nuestras bisabuelas, a nuestras abuelas, a nuestras madres, quienes desarrollaron su proyecto vital en tiempos oscuros de control social y represión moral, de confesionalismo y machismo imperantes, y pese a todo sacaron adelante a sus familias, con abnegación y generosidad, consiguiendo que su semilla germinara. A todas ellas, nuestro agradecimiento.