Sota gana a pareja de reyes
Doña Letizia dio la espalda al fotógrafo oficial para que no retratara a una abuela feliz entre dos nietas, con un par y delante del pueblo al que representa.
El Domingo de Pascua va haciéndose sitio en el calendario laico. La cosa empezaba con el Judas de la madrugá, seguía con angelitos voladores cruzando las plazas de los pueblos grandes y genuflexiones en los atrios catedralicios, y así hasta el vermú, para abrir boca hasta la hora de despachar un cabrito asado, en familia. Y a otra cosa, vamos, a que caiga el tercer trimestre escolar y sacar vuelo para Cancún, donde dorar la barriga y sorber piñas coladas a lo que dé la pulsera del “todo incluido”. El calendario occidental lo mueven fiestas y vacaciones al ritmo de carteras.
El Domingo de Pascua, el calendario real tiene cita en la catedral de Palma de Mallorca, donde la monarquía comulga encima de una ensaimada bendecida por el deán, que despide a lo que va quedando de la familia frente a la puerta grande mientas el emérito enciende una vela por el yerno, para que la estancia en la trena sea leve, y otra para que Froilán no tenga que volver a la SAFA. Lo normal, o sea, en una familia que se plebeyiza porque, al final, sangres azules y rojas son los extremos de aquel mismo lapicero de dos colores con que se corregían exámenes.
El Domingo de Pascua necesitaba un chute y salió la bruja del huevo de chocolate. Al final de la misa, Letizia dio la espalda al fotógrafo oficial para que no retratara a una abuela feliz entre dos nietas, con un par y delante del pueblo al que representa. Dice Quevedo que la sota ganó a pareja de reyes, sin necesidad de robar el joker. Y Peñafiel abrió una de Moët & Chandon para festejar lo que más gusta en la especie humana: que uno lleva la razón, aunque le hayan mandado a galeras.
Es el cronicón de las Españas, el que divierte a un público al que le suben las pensiones el 3 por ciento mientras los pisos lo hacen al 14. Y Anson se pasea en pijama con unos tirantes de tres colores, por si las fly’s.