The Leftovers

06/02/2022 - 12:00 Marta Velasco

Supongo que los jóvenes tendrán que aceptar el reto de Isabel Díaz Ayuso y ponerse a fabricar familias numerosas y a trabajar para darles caprichosy buena educación en el extranjero.

Escribo frente a las lejanas luces de Madrid y a mil ventanas iluminadas que permiten imaginar historias. Nos acostumbramos durante el confinamiento a ver a los vecinos de enfrente, personas desconocidas que en nuestro aislamiento considerábamos casi amigos, con su incertidumbre y su miedo al contagio como nosotros. Tras cada cristal imaginaba una vida distinta.  En los balcones, una tos era un posible síntoma de coronavirus, nefasto para el vecino que batía palmas frente a mi ventana. Si al día siguiente no salía, yo cerraba mi terraza sintiéndome culpable por mis sospechas, y me llevaba un alegrón cuando retornaba a la rutina del aplauso con el que nos entretenía el Gran Hermano Sánchez.

Han pasado dos años y seguimos en la incertidumbre, con el Covid silencioso y con la amenaza de guerra en Europa. He consumido mucha televisión en este tiempo, buenas series que he devorado en horario nocturno. Me han recomendado ésta, en HBO, de Lindelof sobre libro de Perrota, The Leftovers, es decir, las sobras, el remanente, los que quedan…No la vean, decídanse por otra divertida o histórica, porque si se adentran en ese caos, en esa desdicha dos o tres capítulos, será tarde, ya no podrán dejarla. Es de 2014 pero parece actual, un mundo distópico en el que ha desaparecido el dos por ciento de la población mundial, a la misma hora del mismo día 14 de octubre. La inseguridad y el miedo se apodera de las personas que han quedado, lo que incentiva la violencia, las sectas, el sufrimiento, la tristeza y la necesidad de olvidar o recordar a los que desaparecieron dejando su ropa … Pero tiene algo que te engancha, la preciosa música, el misterio, la belleza simbólica de algunas imágenes, el paralelismo que he creído ver entre estas desapariciones y las pérdidas de la pandemia, el temor a ese futuro imperfecto que presagia. Y dicen que lo mejor es el final.

Ahora que han suprimido el Limbo, el lugar más confortable del Más Allá, los que quedamos debemos aferrarnos a la vida terrenal con esperanza. Supongo que los jóvenes tendrán que aceptar el reto de Isabel Diaz Ayuso y ponerse a fabricar familias numerosas y a trabajar para darles caprichos y buena educación en el extranjero. No es mala idea, los niños son extraordinarios, lo mejor que nos puede pasar.  Uno de mis mejores recuerdos ocurrió cuando estábamos sentados en el cine y, de repente noté una manita que me recorría desde dentro. Sentí una emoción tan grande que ya no atendí más que a aquella llamada interior. Desde ese día me sentía acompañada por la pequeña okupa de mi cuerpo. Con mi segundo hijo estaba advertida, pero fue igual de emocionante. Un bebé es un milagro.

NOTA:  El domingo fue el cumpleaños del Rey Felipe VI, Felicidades Majestad, Dios le guarde. Estaría como la mayor parte de los españoles, viendo a Rafa Nadal ganando el Open de Australia y llorando de emoción. Querido Rafa, eres un superhéroe, cada triunfo tuyo nos hace mejores.