Tiempo de descanso


Ron, miembro de la Unidad Canina de la Policía Local de Azuqueca, ha desarrollado una labor importante durante once años al servicio de la ciudadanía. Ahora le llega el momento de descansar.

Finalizando el atardecer de la vida, esta misma da un respiro y permite descansar de responsabilidades, crea un tiempo en el que la actividad diaria se detiene y prepara para hacer todo aquello que no se ha podido realizar mientras el trabajo y las obligaciones nos han mantenido ocupados, procurando a los demás lo mejor de nosotros, legando al mundo aquellas capacidades sobre las que destacamos. Igual les ocurre a ellos, los perros de trabajo, como Ron, miembro de la Unidad Canina de la Policía Local de Azuqueca de Henares. Su último servicio fue el sábado 21 de septiembre durante las fiestas locales, finalizando así una labor de doce años al servicio de la localidad, siempre junto a su guía canino y propietario, Joaquín Somontes.

Ron, doce años en sus patas y once de servicio. Ron, que fue abandonado en el núcleo zoológico Hogar Amigo con cinco meses de edad porque el cachorro “mordía mucho”. Lo que para uno fue un mezquino motivo para abandonar, para otro fue motivo para ofrecerle un hogar y una profesión común con la que desarrollar sus capacidades. Joaquín realizó el curso de guía canino y Ron el de detector. Juntos. Desde ese momento formaron parte de la unidad canina de policía local, que comenzó a rodar de manera oficial en 2021, tras una moción en el pleno del ayuntamiento en 2017 donde se solicitaba la creación e implantación de un servicio canino que luchara a favor de la detección de drogas en el municipio azudense. 

Ron ha desarrollado una labor importante todos estos años de servicio a la ciudadanía; en sus actuaciones, destacar, un par de detenidos por tráfico de drogas y un largo historial en denuncias por consumo o tenencia. Su último día de servicio, lo realizó en la estación de ferrocarril, con un par de actas de aprensión. En el recuerdo, el momento más emotivo y duro que han vivido en un centro de niños con parálisis cerebral a los que visitaron para contarles su día a día. Tras la muestra de capacidades, los perros se acercaron a los niños para que pudieran acariciarles. Los cuidadores, emocionados junto al cuerpo de policía, les indicaron que nunca antes los habían visto sonreír como aquel día, más aún cuando uno de los canes lamió el pie de uno de los pequeños y este rompió a reír. Volvieron emocionados a casa.

Durante el paseo Ron se comporta como cualquier otro, no vislumbro el profesional en el que se transforma cuando su guía se viste con el uniforme. Joaquín resalta que una vez se prepara para desarrollar su trabajo, el animal de compañía con el que duerme cada noche, se activa y es infalible. Después, cuando el uniforme se cambia por la ropa de calle, Ron vuelve a ser un perro de aguas al que el pastoreo le entusiasma, lo ha practicado ayudando a algún rebaño que se ha encontrado por el camino. Parece ser que “sin consentimiento” expreso, agrupa al rebaño, lo lleva a un buen prado y lo retorna antes de que “nadie se dé cuenta”. 

En la actualidad, la unidad canina cuenta con cuatro guías y cinco perros. Nero, pastor alemán, Sancho, pastor belga malinois, Pipa, working cocker, Douglas también malinois, y Sirius, perro de aguas, el sustituto de Ron, que se encuentra en formación. Como cuenta el guía canino, uno de sus objetivos es conseguir que con su detención, los jóvenes eviten el mal camino.

Me pregunto a dónde irán a parar todos aquellos animales que han pasado su vida dedicándola a los demás, qué destino estará esperándoles una vez no sean útiles en su servicio o llegue el tiempo de su jubilación. Distintas asociaciones sin ánimo de lucro se dedican a procurar un hogar o casa de acogida a esos jubilados que tenían guía canino, pero no propietario; les buscan actividades a realizar en su tiempo de descanso y un futuro en el que la última oportunidad de su vida podría ser la misma que Ron va a disfrutar, que en su hogar se va a recuperar de una lesión de hombro adquirida en un servicio, junto a su guía canino, y que el reconocimiento por los años prestados llegará a sus oídos al lado de la familia que le mantendrá a su lado hasta el anochecer de la vida.