Un Gobierno de cambio
17/03/2016 - 23:00
Tal y como está la economía ¿qué quiere cambiar el señor Sánchez si llega a la presidencia del Gobierno a primeros de mayo? En Grecia también pensaban atar a los perros con longanizas, ofrecían poco menos que el paraíso terrenal y por lo pronto ya vemos lo que han conseguido.
Un gobierno reformista, que impulse el bienestar social. Esto está muy bien. Pero el progreso dura mientras tenemos las cuentas saneadas por los que nos han precedido. Después mal se puede avanzar si gastamos lo que no tenemos y un panorama económico que no favorece ese progreso.
La prueba que confirma la regla la tenemos en nuestra comunidad, cuando María Dolores de Cospedal en junio de 2011 accede a la presidencia. Se encuentra, según el periódico El Mundo de 12/09/2011 con una deuda, legado del anterior Ejecutivo regional que asciende a 2.813,7 millones de euros.
La forma de poder saldarla, con los recortes sociales que afectan entre otros a sanidad o educación. Medidas de restricción que rechazan y critican incluso sus propios votantes. Soluciones antisociales que a ningún gobernante creo les guste tomar puesto que ello supone perdida de simpatizantes y votos.
El 24 de mayo de 2015, la señora Cospedal pierde la presidencia pero gracias a las medidas y recortes tan impopulares que se vio obligada a tomar, las cuentas se sanean y hoy vemos como el Gobierno regional abona 7,3 millones de euros a 49 ayuntamientos de la provincia o se reabren tres aulas que fueron clausuradas durante el anterior mandato.
Vemos como el Gobierno regional destina 11 millones de euros a 22 residencias de mayores o como los primeros presupuestos de Emiliano García Page ascienden a 8.420 millones de euros, 215 millones más que los de 2015. O como los presupuestos de la Junta destinan 11,2 millones al Hospital y 2 al Campus. Proyectos que están muy bien pero siempre y cuando no nos endeudemos y el que venga detrás tenga que cuadrar las cuentas.
En definitiva la moraleja de esta historia sería la siguiente. El PP, cuando llega a la presidencia de un gobierno estatal o regional no tendría que enemistarse con la ciudadanía imponiendo medidas de austeridad para que después los que les releven en el cargo se encuentren sin números rojos que les permitan presumir de cambio y progreso.