Una industria muy recordada en Guadalajara: La panificadora 'Ipasa'
Cinco familias relacionadas con la industria de la fabricación de pan se unieron en cooperativa y se instalaron en unas amplias naves del Polígono del Balconcillo.
Ante el aumento de la población en Guadalajara, en el año 1972 cinco familias relacionadas con la industria de la fabricación de pan decidieron unirse en cooperativa y se instalaron en unas amplias naves del Polígono del Balconcillo. El nombre de esta nueva empresa era la de Industria de Pan Sociedad Anónima y las naves industriales se encontraban en la calle de San Quintín, aunque igualmente tenían acceso por la calle de Méjico.
Las cinco panaderías que se unieron a este proyecto fueron: la panadería De Lucas situada en la plaza del General Prim, la familia Peinado con sede en la calle de Pedro Pascual, el industrial Gregorio Escalera con panadería en el Paseo de San Roque, la empresa Pantavi con fábrica en la calle del Doctor Creus y por último Antonio García, que contaba con un despacho de pan en la calle conocida popularmente como “La Carrera”.
La principal nave industrial disponía de un horno central con focos de fuego que calentaban la masa del pan que luego era amasada por los panaderos que destacaban por llevar su atuendo y gorro ajustable de color blanco. La producción diaria era de unas siete mil barras de diversos tipos de pan e igualmente producían productos de repostería como magdalenas, bollos y tortas de aceite. Los productos elaborados eran repartidos a través de cuatro grandes furgonetas tanto en los despachos propios de la capital como en numerosos puntos de la provincia.
La actividad de la panificadora comenzaba a las cuatro de la madrugada y finalizaba a las doce de la mañana tras la limpieza de toda la maquinaria y suelos del almacén. Debido al ambiente caluroso que existía en el interior de la nave, los trabajadores, de manera humanitaria, invitaban sobre todo en invierno a pasar la noche a las personas que no tenían un techo donde dormir e igualmente a primeras horas de la mañana les obsequiaban con el pan recién fabricado.
La cooperativa Ipasa disponía en Guadalajara de más de 20 tiendas repartidas por los diversos barrios de la ciudad que eran regentadas por personas que pertenecían a la empresa, igualmente se dispensaba la leche de la marca provincial “Legu”, que se fabricaba en el Polígono del Balconcillo y se empaquetaba en unas singulares bolsas de plástico.
Con la jubilación por edad de los fundadores de la cooperativa, las acciones fueron adquiridas por el empresario madrileño José Luis Navarro Iglesias que poseía varias panaderías en la capital de España. Este empresario renovó la maquinaria con lo que aumentó la producción diaria de pan; pero la llegada al mercado del pan congelado y posteriormente horneado en los lugares de venta, supuso el cierre de la empresa Ipasa.
Tras permanecer las naves durante muchos años abandonadas, recientemente han sido reparadas y reforzadas para la creación en un futuro muy inmediato de una factoría de congelados de pescados y mariscos por parte de un conocido empresario de Guadalajara.