Vacunarse contra la gripe, una obligación
En la actual situación de pandemia la llegada de la gripe puede traer demasiadas complicaciones que pueden, en parte, evitarse con la vacunación.
Con adelanto de casi tres semanas respecto a las fechas habituales comienza, este viernes, la vacunación contra la gripe, una enfermedad que cada año provoca la muerte a miles de personas en España y resulta especialmente grave para personas de más de 65 años o con enfermedades crónicas. El invierno pasado más enfermos de lo habitual, según las estadísticas, fallecieron a causa de gripes extrañas que en muchos casos pudieron ser ya Covid-19 porque hay síntomas comunes y no es fácil, sin una prueba específica, diagnosticar. Tardamos más tiempo del que hubiésemos deseado en ser conscientes de que el coronavirus ya estaba causando víctimas mortales con el precio que ello ha supuesto. Ahora, advertidos, la gripe llegará en medio de la pandemia mundial. La diferencia fundamental entre ambas patologías es que la tradicional dolencia se puede prevenir a través de la vacuna y cuenta con tratamientos más concretos para su curación. Por ello si siempre resultaba aconsejable, y salva vidas, vacunar de la gripe a personas mayores o con problemas de salud, incluso a personal del ámbito hospitalario, docente o socio sanitario que tiene contacto con muchas personas, en esta situación es preceptivo para todas estas personas susceptibles de contagio e incluso para quienes convivan con ellos. Primero porque corren riesgos y la vacuna les evitará un calvario o el deceso, segundo porque puede ayudar- aunque no haya evidencia científica- a no contraer el Covid-19 o que resulte más leve y de manera particular para evitar el colapso de los centros médicos ante el incremento de ingresados o de consultas que puede llevar a la situación de saturación de los meses de marzo y abril y traducirse en la falta del cuidado requerido a ellos y a quienes padecen otras enfermedades, porque ni el cáncer, ni los fallos cardiovasculares, por ejemplo, dejarán de existir, amén de los accidentes. Por solidaridad, responsabilidad, prevención y respeto a la propia salud y a la de los demás, todo el mundo que debería vacunarse ha de hacerlo inexcusablemente. En la región se han comprado el doble de dosis que abarcan más cepas y se garantiza el servicio. Es obligación de la administración que haya suficiente número de vacunas, informar de las dudas, vacunar a los demandantes y concienciar de lo imprescindible de hacerlo en un momento en que las enfermedades coincidirán en el tiempo.