Variantes

10/08/2014 - 23:00 Teresa Antequera

Detrás de la leyenda católica del esqueleto sin cabeza de Santiago, podría esconderse un hecho real, mas no con el cadáver de un apóstol sino con el de un hereje decapitado por la misma Iglesia: el obispo y hereje Prisciliano. Aunque también es posible que en el supuesto sepulcro de Santiago se encuentren simplemente los restos de un decapitado desconocido. No es nada nuevo el que muchas de las costumbres y los ritos de la Iglesia procedan de la imaginería popular y del paganismo. La Iglesia siempre supo aprovechar las costumbres que reinaban en el pueblo para incorporarlas a su doctrina. En el caso del apóstol Santiago hay que hacer notar que en tiempos del obispo católico Teodomiro, que fue el que después de escuchar el relato del ermitaño Pelayo determinó que el cadáver que este había encontrado era el del apóstol, reinaba en Asturias Alfonso II el Casto, un rey católico que con su visita y aprobación oficial, posiblemente sentó las bases para la leyenda, constituyéndose así en el primer peregrino del Camino de Santiago.
Después de visitar el lugar con su corte, este rey mandó edificar allí una pequeña iglesia. De esta manera, Santiago, tan invocado en el siglo VIII, se manifiesta al fin con la revelación de su sepulcro. Pero la oscuridad que reina en muchos capítulos de la historia es rica en probabilidades de cómo se podrían haber originado muchos hechos pasados. Así es como por su parte la leyenda carolingia dice que el verdadero descubridor del sepulcro del apóstol Santiago habría sido el emperador Carlos I el Grande, llamado Carlomagno, un gran defensor del catolicismo que en premio de ello fue coronado como Imperator Augustus por el Papa León III el 25 de diciembre del año 800 en Roma.
En la catedral alemana de Aquisgrán se puede ver hoy grabada en oro la escena de la aparición de Santiago a Carlomagno, mostrándole el Camino de la Vía Láctea que conduce al sepulcro. El escritor Luis Carandell, en base a sus investigaciones, agrega a esto que “los arqueólogos que pudieron examinar los huesos del apóstol Santiago aseguraron que los restos son del siglo I”. Por su parte Miguel de Unamuno habría sugerido que estos podían ser los del hereje Prisciliano. También el mismo Martín Lutero se expresó al respecto llevado por su menosprecio por las reliquias, desaconsejando a sus seguidores peregrinar a Compostela. Estimado lector, en la actualidad es posible encontrar mucha información sobre el origen del sepulcro Santiago, por lo que en base a un buen análisis libre y a un sentido común acertado, le invitamos a que saque usted sus propias conclusiones.