Y llegó Ágata


Cada 5 de febrero, las damas se liberaban de las tareas del hogar y eran ellas quienes tomaban las decisiones en los municipios. Fotografía: Santa Águeda por Zurbarán.

Se la ha invocado en las épocas más complicadas, para salir ilesos de terremotos, para superar la peste... Hablamos de santa Águeda o sant’Agata. El 5 de febrero se celebra su fiesta y, etimológicamente, este nombre de origen griego significa “aquella que es buena y virtuosa”.

Según La leyenda dorada, compuesta por Jacopo della Vorágine en la Plena Edad Media, Ágata fue martirizada alrededor del año 251 de nuestra era. Sufrió suplicio durante las persecuciones contra los cristianos decretadas por el emperador Decio, cuando el procónsul de Sicilia, Quintianus, fue rechazado por la joven, que ya había ofrecido su virginidad a Jesucristo. Es terrible leer lo que le sucedió: le cortaron los senos y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo en la ciudad de Catania (Sicilia). Una página sangrienta que nos tiene que interpelar en el tercer milenio para defender la paz, la libertad, la interculturalidad y la tolerancia. 

Parece que el Etna entró en erupción un año después de la muerte de Ágata y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la lava del volcán. Desde entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia. Además se recurre a ella en la enfermedad en las mamas y en los nacimientos difíciles, pues es protectora de las mujeres. 

Aparte de nombre propio, como sustantivo común el término “ágata” alude a un conjunto de variedades microcristalinas del cuarzo. En el Museo de Ciudad Real se conserva un ágata que representa a Minerva (Atenea) coronada por Niké (Victoria), en una demostración más de la adaptación que la cultura romana hizo de la griega. Esta pieza era empleada como protección ante los peligros y se decía que atraía la suerte. El mundo es un pañuelo, y la catedral de Siracusa se levanta sobre el antiguo templo de Atenea, construido en el siglo V a.C, en la parte más alta de la isla Ortigia. 

Antes de que el feminismo surgiera como corriente sociológica, las mujeres ya reivindicaban en Castilla su dignidad en este día del calendario. Cada 5 de febrero, las damas se liberaban de las tareas del hogar y eran ellas quienes tomaban las decisiones en los municipios. Los ayuntamientos les cedían los bastones de mando, y ahora la costumbre pervive como tradición etnográfica. En el norte de la Península Ibérica, Águeda es guardiana de la juventud y, en el País Vasco y Navarra, en su víspera, los muchachos del pueblo salen de ronda, con sus cuadrillas y coros. En Aragón se compran dulces especiales. 

La catedral de Catania alberga las reliquias de Santa Águeda y, durante 3 días, desde el 3 al 5 de febrero, se venera a la mártir. Las calles y los balcones son decorados con telones grandes y rojos, y se expone el busto-relicario para la veneración de los fieles. En su procesión acompañaban a la efigie las ’Ntuppatedde, chicas casadas o solteras que se disfrazaban tapándose el rostro para no ser reconocidas. Era el único momento en que les estaba permitido bromear, bailar, divertirse y salir solas. En 1868 este rito fue celebrado por última vez, pero volvió a recuperarse en el siglo XXI. 

Durante nuestros viajes, en Mdina (Malta), apodada “la ciudad del silencio”, Laura y yo hemos podido contemplar su capilla. En Argentina también se le reza en Buenos Aires, en la parroquia Santa Lucía de Barracas. En Roma está la iglesia de Santa Ágata de los Godos, con título cardenalicio. Y se ha comparado con la ciudad española Cuenca (famosa por sus monumentales Casas Colgadas) a la villa de Sant’Agata dei Goti, ubicada a unos 45 kilómetros de Nápoles hacia el interior.

Cuando en el siglo IV el Imperio Romano acababa de ser cristianizado, San Dámaso (pontífice que era natural de la Gallaecia) introdujo en la liturgia el uso de la voz hebraica “Aleluya” y compuso un himno a la siciliana. 

En 2021 tenemos presente a la venerable en la lucha contra la violencia de género y le pedimos ayuda en el planeta ante la pandemia de coronavirus. Ojalá pronto podamos despertarnos con una sonrisa y ver materializados en realidad los versos del papa gallego: “Hoy brilla el día de Águeda.