Anabel Medina y Virginia Ruano se juegan hoy el oro ante las hermanas Willians
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
Juegos Olímpicos/ Tenis femenino dobles
Contra una de las mejores parejas del mundo y en campo enemigo, Anabel Medina y Virginia Ruano lograron este sábado su pase a la final del torneo de dobles femenino, que es como decir que se aseguraron la medalla de plata y que pelearán por la de oro contra un dúo temible, el formado por las hermanas Williams. El tenis español en estos Juegos, por tanto, ha resultado ser algo más que Rafael Nadal, por mucho que el naufragio de casi toda la Armada el primer día de competición hiciera pensar en lo contrario.
La opción de Anabel Medina y Virginia Ruano siempre ha sido muy firme. No había que olvidar a las últimas campeonas de Roland Garros en una competición de dobles cuyo nivel no ha podido ser más alto en Pekín. Un dato lo deja claro: las cuatro parejas que disputaron las semifinales han ganado torneos de Gran Slam. Antes del partido que les llevó a la final, en los corrillos de analistas, entendidos y pronosticadores la pareja española contaba con un factor a su favor y otro en su contra.
El primero era la falta de frescura de las chinas, que acabaron su extenuante duelo de cuartos contra las rusas Safina y Kuznetsova más allá de las tres de la madrugada, casi al amanecer. Y el segundo, el negativo, era el ambiente de la pista 1 del complejo de tenis del Parque Olímpico, a rebosar de una hinchada local entusiasta que no iba a dejar de repetir dos gritos de ánimo que ya resultan familiares a los enviados especiales a estos Juegos: el famoso jia you que se escucha en todas partes y que es una curiosa expresión de aliento china que se traduciría al castellano como añade combustible, y el más convencional Zhongguo ren. Ánimo China, para entendernos.
Servicios sólidos
A la hora de la verdad, tuvo más peso la falta de chispa de Yan Zi y Zheng Jie que los fervores de la grada, contrarrestados por un reducido pero entusiasta grupo de aficionados españoles. Las chinas ofrecieron una de sus versiones más mediocres. Anabel Medina y Virginia Ruano, en cambio, jugaron a un gran nivel y supieron leer el partido a la perfección jugando con bolas altas que hicieron mucho daño a Yan Zi y a Zheng Jie. El primer set de las españolas, ambas muy sólidas con sus servicios, fue impecable.
Las chinas estuvieron siempre un escalón por debajo. Nunca las inquietaron. De hecho, ni llegaron a forzar un deuce al resto, obsesionadas con pegar palos y jugársela en todos los tantos, como si quisieran acabar rápido. Parecía claro que, de caer de algún lado, el break caería de lado de España y así fue. Fue en el séptimo juego, jugado muy bien por la madrileña y la valenciana. No así por Zheng Jie, en apariencia, al menos por su calidad en las luchas individuales, la más peligrosa de las chinas.
Ese 4-3 a favor era un tesoro y Ruano y Medina lo exprimieron al máximo hasta hacerse con el set. El pasaporte para la gran final parecía una tarea fácil. Nada que ver con el agónico partido de la víspera ante las americanas Davenport y Huber. Ahora bien, jugando en Pekín contra una pareja china, sea a lo que sea, conviene no tomarse la más mínima confianza. No iba a ser ése, desde luego, un error de una veterana en mil batallas como la Ruano, que ahí sigue, correosa y llena de energía, cerca ya de los 35 años. Ella y Anabel siguieron a lo suyo, con seguridad y firmeza.
Más igualado
El segundo set resultó mucho más movido y equilibrado, con roturas de servicio en uno y otro lado de la red. Era cuestión de hilar más fino en los momentos decisivos y las españolas lo hicieron con toda una demostración de carácter e instinto ganador. Fue en el tie break. Yan Zi y Zheng Jie se adelantaron 4-1 y las gradas entraron en éxtasis pidiéndoles más combustible. Jia you. Jia you.
Ruano y Medina no se dejaron intimidar. Todo lo contrario. Con 5-4 todavía en contra, para asombro de todos los presentes, la valenciana se sacó de la chistera dos aces consecutivos. No había hecho ninguno hasta entonces. Las chinas no lo resistieron. Un error de Yan Zi selló el pasaporte para la final de la pareja española. Y nadie pudo poner ningún reparo. Fueron superiores. Este domingo les espera la cara norte del K2, esas dos hermanitas que atienden por Venus y Serena.
El primero era la falta de frescura de las chinas, que acabaron su extenuante duelo de cuartos contra las rusas Safina y Kuznetsova más allá de las tres de la madrugada, casi al amanecer. Y el segundo, el negativo, era el ambiente de la pista 1 del complejo de tenis del Parque Olímpico, a rebosar de una hinchada local entusiasta que no iba a dejar de repetir dos gritos de ánimo que ya resultan familiares a los enviados especiales a estos Juegos: el famoso jia you que se escucha en todas partes y que es una curiosa expresión de aliento china que se traduciría al castellano como añade combustible, y el más convencional Zhongguo ren. Ánimo China, para entendernos.
Servicios sólidos
A la hora de la verdad, tuvo más peso la falta de chispa de Yan Zi y Zheng Jie que los fervores de la grada, contrarrestados por un reducido pero entusiasta grupo de aficionados españoles. Las chinas ofrecieron una de sus versiones más mediocres. Anabel Medina y Virginia Ruano, en cambio, jugaron a un gran nivel y supieron leer el partido a la perfección jugando con bolas altas que hicieron mucho daño a Yan Zi y a Zheng Jie. El primer set de las españolas, ambas muy sólidas con sus servicios, fue impecable.
Las chinas estuvieron siempre un escalón por debajo. Nunca las inquietaron. De hecho, ni llegaron a forzar un deuce al resto, obsesionadas con pegar palos y jugársela en todos los tantos, como si quisieran acabar rápido. Parecía claro que, de caer de algún lado, el break caería de lado de España y así fue. Fue en el séptimo juego, jugado muy bien por la madrileña y la valenciana. No así por Zheng Jie, en apariencia, al menos por su calidad en las luchas individuales, la más peligrosa de las chinas.
Ese 4-3 a favor era un tesoro y Ruano y Medina lo exprimieron al máximo hasta hacerse con el set. El pasaporte para la gran final parecía una tarea fácil. Nada que ver con el agónico partido de la víspera ante las americanas Davenport y Huber. Ahora bien, jugando en Pekín contra una pareja china, sea a lo que sea, conviene no tomarse la más mínima confianza. No iba a ser ése, desde luego, un error de una veterana en mil batallas como la Ruano, que ahí sigue, correosa y llena de energía, cerca ya de los 35 años. Ella y Anabel siguieron a lo suyo, con seguridad y firmeza.
Más igualado
El segundo set resultó mucho más movido y equilibrado, con roturas de servicio en uno y otro lado de la red. Era cuestión de hilar más fino en los momentos decisivos y las españolas lo hicieron con toda una demostración de carácter e instinto ganador. Fue en el tie break. Yan Zi y Zheng Jie se adelantaron 4-1 y las gradas entraron en éxtasis pidiéndoles más combustible. Jia you. Jia you.
Ruano y Medina no se dejaron intimidar. Todo lo contrario. Con 5-4 todavía en contra, para asombro de todos los presentes, la valenciana se sacó de la chistera dos aces consecutivos. No había hecho ninguno hasta entonces. Las chinas no lo resistieron. Un error de Yan Zi selló el pasaporte para la final de la pareja española. Y nadie pudo poner ningún reparo. Fueron superiores. Este domingo les espera la cara norte del K2, esas dos hermanitas que atienden por Venus y Serena.