Bacanal de juego desprovista de lo importante: goles

01/02/2015 - 17:32 Rubén Martínez

Hay empates y empates. En este caso basta con apuntar que en general la hinchada se marchó contenta del Escartín. Y eso no suele ocurrir cuando el Guadalajara empata en casa, máxime cuando la gente demanda espectáculo en forma de goles y el encuentro finaliza 0-0. Pero la grada, que no es tonta, supo valorar el qué (un punto ante el segundo) pero sobre todo el cómo (con dominio de la a A la Z).
El Depor va alcanzando poco a poco su clímax. Se muestra estable, con un once inicial que se recita de carrerilla pero con ligeras variantes que no alteran la mecánica grupal en absoluto. Por poner un ejemplo, los dos Kevin (portero y lateral) empezaron como suplentes y ahora son indiscutibles. Rida unas veces juega y lo hace fenomenal y otras espera su turno en el banquillo, como Chema Mato, Pérez o Manzano. Hay tiempo y uvas para todos. Otros han alcanzado el estatus de irremplazables, es el caso de Toledo, Molinero, Javi López o Verdú...
Los morados rayaron a un nivel excelso tanto en defensa como en ataque. Merecieron el triunfo a todas luces pero la falta de puntería les privó de los tres puntos. Ojo,  normalmente no ascienden los que más goles marcan sino los que menos reciben y en este sentido, Salvachúa ha encontrado el equilibrio y la rigidez defensiva.
Al principio ambos conjuntos lucharon por la hegemonía del balón. Rodellar y Mikel Alonso, –hermano de Xabi, el del Bayern de Múnich– rasearon con criterio para los vascos pero eso duró poco. Porque Yebra, Pérez y Mato tejieron la trampa haciéndose amos del centro del campo, la clave de todo. Con mayor fluidez que otros días, las ocasiones fueron llegando al tran tran. Primero una volea de Javi López por encima del travesaño, y luego un balón al poste de Toledo.
 Los guipuzcoanos contestaron por talento no por continuidad con un zapatazo de Domínguez a la cruceta en una acción sin aparente peligro. El Depor-Real Unión nos devolvía el duelo precioso y ofensivo que vaticinamos y no tuvimos ante el Castilla (aquel día fue más bien táctico). Con el paso de los minutos, los de Salvachúa fueron aglutinando más y más poderío. Otro uy! de Mato con la testa dio al Irún el consuelo y el respiro de irse 0-0 al descanso.

Más de lo mismo
 Los deportivistas mantuvieron el ritmo en el segundo tiempo. Presión alta, juego elaborado y la portería entre ceja y ceja. Enseguida llegó la primera aproximación seria pero Chema Mato perdonó de nuevo. Y acto seguido fue Toledo quien cruzó demasiado el cuero en un disparo raso que dejó helado a Tena. Por cierto es de recibo subrayar la labor del delantero francés. Habrá días que marque y habrá días que no pero cómo baja balones, cómo habilita a sus compañeros, cómo se faja con los centrales y cómo prolonga de cabeza. Toledo vale más de lo que pesa.
 Si a ello sumamos también el esfuerzo y compañerismo de los jugadores más talentosos como Abel Molinero y Javi López, que están hiperenchufados, la solidez del bloque se multiplica.  En definitiva, el partido se jugó a lo que quiso el Depor pero el resultado en el 75 era el que deseaban los irundarras, que no son mancos por cierto. Equipo listo y oportunista donde los haya, a punto estuvo de provocar el disgusto cuando Galán remató libre de marca una falta lateral. En la recta final debutó Edgar, salió Manzano y el Depor siguió intentándolo pero con la mirilla desviada.