
Cambio de tercio en el Depor
03/10/2015 - 19:16
La primera, numérica, puesto que ya se ha dado demasiada tregua al grupo de cabeza; la segunda anímica porque lógicamente la moral del grupo no andaba muy boyante tras el decepcionante inicio de temporada; y la tercera y no menos importante, para enganchar de nuevo a una afición expectante y deseosa de ver a su equipo donde cree que debe ser su sitio, es decir, entre los cuatro primeros de la tabla.
Hay que decir que el triunfo ante el cuadro albinegro no fue un camino de rosas. Pese a su condición de recién ascendido y a priori equipo inferior al deportivista, el Portu salió con la firme convicción de prolongar el capítulo de tropiezos del conjunto alcarreño. Y aprovechando la inusual endeblez defensiva de su rival, se adelantó en el marcador casi a las primeras de cambio. El gol llegó como en el fútbol vasco de antaño, al pelotazo, buscando segundas jugadas y la indecisión del rival. Kevin salió hasta la frontera del área a despejar pero dejó el cuero muerto y Korta, que pasaba por allí, no deshechó el presente. Minuto 19 y 0-1.
Amparados por la ventaja en el marcador y la ansiedad local, los vizcaínos se mantuvieron colocaditos y tranquilos. En esas, al Guadalajara le tocó remar a contracorriente llevando la iniciativa ante un Portu, que esperaba atrás con el cuchillo entre los dientes para matar a la contra. De hecho, la posesión era abrumadora para los locales pero eran los visitantes los que encontraban mayores facilidades para aproximarse sin tampoco mucho punch a la meta de Kevin. De entre tanta espesura, brotó una pincelada de genialidad. Riki, desde la línea de fondo hizo un ovillo a su defensor habilitando a Miguélez, este, dejó pasar el esférico para Iván Rubio, que llegaba desde atrás y desde el punto de penalti, el 8 morado disparó a las manos de Gorka Giralt. Fue una de las jugadas del partido sin duda, por la plasticidad, mereció acabar en la red.
Remontada
No obstante, el fútbol siempre da una segunda oportunidad y tras el descanso, cambiaron las tornas. Concretamente en el minuto 53 cuando una cabalgada de Dani Gómez, que además de velocista sabe colgar buenísimos centros, puso el cuero en la cabeza de Dani Iglesias, que remató a placer haciendo el 1-1. Ahí cambió todo. Los de Manolo Cano venían de jornadas y jornadas relamiéndose las heridas y estaban ante la ocasión de acabar con el mal fario. Todo el sufrimiento y la rabia anteriores se concentraron en un actor secundario, Robin sí el central cuyo disparo desde 35 metros cogió desprevenidos a compañeros y rivales, a entrenadores y aficionados. Bendita locura quitando las telarañas de la portería visitante.
Después llegó el carrusel de cambios en ambas escuadras y por poner un pero, el cuadro morado no supo anestesiar a su rival. Edipo tuvo buenas acciones en ataque, Miguélez, como siempre dejó algún detallito de su clase pero los morados también fueron demasiado condescientes con un Portugalete que merodeó el 2-2 hasta el final e incluso pudo haberse llevado un punto de no ser por un disparo a bocajarro de Germán Beltrán, repelido por el larguero. Más allá de eso, lo importante era ganar, era el cambio de tercio.