Cuando el voleibol masculino de Guadalajara tocó el cielo de la Superliga

29/04/2020 - 11:29 Alberto Moreno Pérez

Equipos históricos del voleibol nacional como el Numancia de Soria, el Unicaja Almería o el Son Amar de Palma de Mallorca visitaron el San José allá por la temporada 2005/2006. Eran algunos de los mejores de la competición española, con plantillas plagadas de internacionales. Los aficionados de este deporte pudieron disfrutar en primera persona del espectáculo de la Superliga y todo, gracias al Reyal Voley.

El equipo alcarreño se había hecho, a finales de abril de 2005,  con un hueco entre los grandes de España. Fue en un histórico ascenso del que ahora se cumplen 15 años.

El voleibol estaba de moda en Guadalajara. La afición respondía a la llamada de un equipo que cada quince días desplegaba un auténtico espectáculo sobre la pista del San José. La llegada de la empresa Reyal como principal patrocinador provocó que el club despegase y que convirtiera en realidad los sueños de una directiva que trabajó intensamente por este deporte.

Fran Fernández Anta era el presidente del club en ese momento. Ahora está desligado del club, pero echa la vista atrás y recuerda esa temporada del ascenso. Con una sonrisa de satisfacción no duda en afirmar que “lo primero que me viene a la cabeza es que trabajamos mucho. “Desde el principio tuvimos la suerte de contar con unos patrocinadores que nos apoyaban y éramos de los pocos deportes de Guadalajara que estaba peleando por una categoría alta. Teníamos por tanto, el apoyo de las instituciones y sobre todo de la afición”, comenta y descubre que aquel ascenso no les pilló por sorpresa: “Se veía venir. Cada año el equipo mejoraba y esa temporada al principio lo marcamos como objetivo; habíamos hecho una buena plantilla y contábamos con un buen entrenador”.

Fernando Muñoz
Ese buen entrenador era Fernando Muñoz. Había ganado prácticamente todo con el Unicaja Almería y su llegada al cuadro alcarreño fue toda una sorpresa. Fernández Anta descubre cómo se fraguó el fichaje: “Fue una sorpresa para todos. Un día hablé con él en Valladolid, después de ver un partido de la selección. Apenas teníamos relación, pero le hice una propuesta sabiendo que sería muy raro que aceptase. Estaba acostumbrado a ganar todo en Almería y le estaba proponiendo dirigir un equipo en segunda división... pero nos dijo que sí”.

Esa respuesta afirmativa hizo que el club se movilizase para crear una plantilla lo más competitiva posible. “Fernando nos  pidió fichajes de la selección permanente y así llegaron Iván Cantero, Gustavo Delgado y Jaime Pérez, los tres jugadores principales que quería Fernando para el proyecto”. 

Fueron los tres ejes de esa plantilla del ascenso, un plantel que contó también con el argentino Marcos Toscano –el club recurrió a él tras la espantada de un compatriota suyo que incluso con el contrato firmado se marchó a un equipo de París–, el checo Martin, los rumanos Podar y Daniel Giurgiu, Noé de Mena, los alcarreños Javi Carlavilla, Cristóbal, Toño, Carlos Renales...

Con esa plantilla el equipo logró meterse en la fase de ascenso. Benidorm, L’Illa Grau y Almoradí fueron sus rivales. El gran premio llegó para los alcarreños en la cancha de Castellón, ante el L’Illa Grau, un equipo con el mítico Pablo Herrera en sus filas. Una victoria dejaba a los de Guadalajara en Superliga. Sin embargo, fue un partido extraño. “Lo teníamos bastante encarrilado”, recuerda el ex presidente y añade que “era una pista muy complicada, con mucha gente y cuando parecía que íbamos a ganar, dieron la vuelta al marcador y nos quedamos sin el triunfo”. El Reyal no había logrado vencer, pero la derrota del Almoradí ante el Benidorm ponía a los alcarreños en la máxima categoría. “Había mucha confusión, nos llegó la noticia de la derrota del Almoradí y empezamos a sacar las calculadoras. Fernando Muñoz tenía claro que ascendíamos, pero no lo creíamos. Era demasiado bonito para ser verdad”, rememora.

Guadalajara ya estaba, por méritos propios en la elite nacional, pero aún quedaba el último partido en casa ante el Almoradí. “Eso ya fue una fiesta. Casi lo de menos fue el juego y el resultado, lo más importante fue lo bien que se lo pasó la afición. Ese día estará siempre en nuestro recuerdo”, comenta.

La etapa en Superliga
“Para Guadalajara el ascenso fue importante. No había equipos en la máxima categoría en aquel entonces, pero fue un año complicado porque las subvenciones no nos favorecían mucho. Había otros equipos, como el baloncesto que nos triplicaba en esas subvenciones y ocurría igual con las horas de entrenamiento; otros equipos tenían mejores opciones... creo que eran temas políticos . A nivel institucional no tuvimos mucha ayuda”. Así resume Fernández Anta esa aventura en Superliga desde el terreno de las instituciones. Lo que sí tuvo el proyecto en la máxima categoría y mucho, fue el calor de la afición. “Somos la eterna ciudad de equipos ascensores y es algo que está en el ADN de Guadalajara en casi todos los deportes y por eso la gente se engancha enseguida. Nosotros habíamos firmado un contrato con Reyal de patrocinio de varios años, algo que fue pionero en su momento. Sabíamos que íbamos a tener continuidad y nos dio suficiente estabilidad para invertir en propuestas que hiciesen a la gente venir a los partidos. Siempre hubo un respaldo importante de la afición que se acostumbró a ver voleibol y poco a poco fue aprendiendo y disfrutando con nosotros”, destaca.

Esa etapa en Superliga fue también brillante. El equipo sorprendió y a pesar de ser un recién ascendido logró terminar la competición regular en la séptima plaza –“tras ganar de forma épica al Tenerife, en la última jornada”, recuerda Fran– lo que le llevó a disputar el play-off por el titulo., una eliminatoria en la que se topó con el mítico Numancia... pero eso ya es otra historia.