
El alcarreño Jorge Romanillos, protagonista en el ascenso del Caserío Ciudad Real a Asobal
Ciudad Real ha vuelto a la máxima categoría del balonmano nacional, catorce años después. Son momentos de alegria para la ciudad, el equipo y su pivote, el alcarreño Jorge Romanillos.
El BM Caserío lograba este domingo el ascenso tras vencer en la gran final de la fase al UBU San Pablo Burgos (31-27) en un Quijote Arena con más de 5.000 espectadores que celebraron un momento que quedará grabado en la memoria de la ciudad. Era el broche a una gran temporada en la que el pivote alcarreño Jorge Romanillos ha tenido un papel destacado.
“Es una locura, algo que no había vivido nunca”, confiesa Romanillos, visiblemente emocionado tras el partido que selló el ascenso. “Poder ascender en casa, con tanta gente apoyándonos, es de las cosas más bonitas que he vivido. Si no es el ascenso más especial, está muy cerca”. La pasión desbordada en las gradas reflejó la ilusión de una ciudad que recupera su lugar en el balonmano de primer nivel, un hito que conecta con la gloriosa tradición del extinto Balonmano Ciudad Real, referente histórico del deporte español.
La temporada no ha sido un camino de rosas para el conjunto manchego ni para Romanillos. “Ha sido larguísima”, admitió el pivote. “Me ha tocado vivir situaciones nuevas, como perderme partidos por lesión”. Con 24 de 30 encuentros disputados, las molestias en la mano y el isquiotibial le obligaron a ausentarse en seis partidos. Sin embargo, su aportación ha sido clave para el éxito del equipo, sumando 50 goles. “Quitando las lesiones, creo que ha sido excepcional. He jugado mucho, estoy muy feliz por la confianza del entrenador y con ganas de seguir”, destacó.
El ascenso a Asobal supone un nuevo reto para el Caserío Ciudad Real, que ahora deberá prepararse para competir en una liga exigente. “La subida no es fácil, lo sabemos. Pero vamos a trabajar para que Ciudad Real se mantenga en la élite”, aseguró Romanillos, quien ya mira hacia el futuro con ambición.