El Azuqueca se impone al Socuéllamos en un partido de traca en el San Miguel
09/01/2011 - 18:01

Foto: OLGA DELGADO
Tito anotó el primer gol de los rojinegros y Rober, los dos restantes
Pues bien ayer tocaba superar diversos obstáculos. En primer lugar desterrar la mala pata de los últimos encuentros ante Quintanar y Almansa, y después reponerse a las numerosas bajas que obligaron a Quique López a completar la convocatoria con Correcher y Víctor y por último, un adversario nada desdeñable, con una plantilla magnífica y cuya seña de identidad viene marcada por jugadores como Raúl e Iván Piñas. López Sendino ha sabido inculcar a los socuellaminos un fútbol exquisito, que lejos de convertirse en comparsa, dio espectáculo y tal vez no mereció la derrota pero que se vio desbordado ante la pegada local. Su único delito fue tal vez la falta de tino y ello le condenó a la derrota. El Socuéllamos comenzó siendo un domador de leones, amansando a las fieras del Azuqueca, que sólo disfrutaron de diez minutos de asueto en el primer tiempo para enseñar las garras. Un disparo seco de Tito desde el lateral del área nada más empezar avisó a los azulones de que no serían presa fácil. También Javi Hernández y José Vega, con una buena combinación por la banda derecha, enseñaron los dientes, pero la voracidad inicial de los azudenses fue atajada enseguida por el cuadro visitante. Había máxima igualdad pero el conjunto de López Sendino poco a poco se hacia con el dominio a base de una gran velocidad en las transiciones de balón y gracias al talento de sus hombres más adelantados. Sestelo, un auténtico agobio, difícil de fijar y eficaz a la hora de dotar de balones a los hombres que llegaban de segunda línea. Ahí aparecían la velocidad de Parra hombre bala por el costado izquierdo y Raúl malabarista sumándose al ataque con asiduidad por el centro y auténtico baluarte ofensivo de los azulones. No obstante, al conjunto socuellamino se le fundían los plomos al llegar a línea de tres cuartos y mostrándose dominante pero dócil fue cediendo terreno ante el cuadro rojinegro en el tramo final del primer tiempo. Fue entonces, a las puertas del descanso, cuando Tito perdonó en un mano a mano con Gaizka en la mejor oportunidad de los locales. Tras la reanudación, el Azuqueca salió desatado y en sólo siete minutos ya había perforado el marco visitante en dos oportunidades. La primera, gracias a un penalti transformado por Tito, y la segunda en un gol fantasma de Rober que el colegiado dio por bueno. El partido había sufrido un vuelco bestial y obligado a arriesgar el Socuéllamos subió a la cuerda e hizo de trapecista. Adelantó líneas y dio entrada a hombres de refresco, achuchó y encontró el camino en un error flagrante de marcaje en una falta lejana. El Azuqueca se olvidó de Abraham, que recibió solo dentro del área y batía por bajo a Javi Alonso. 2-1. Sólo dos minutos después, el meta local salvaría a los suyos, que ya habían entrado en fase de mujer barbuda, noqueados por el tanto ciudarrelaño. Sin embargo volvió a aparecer Rober, con el don de la ubicuidad en una contra fantástica llevada por Ongil y remachada por el 9 azudense en boca de gol. Faltaba poco y debió ser la puntilla, pero los azudenses se empeñaron en sufrir y con el disfraz de faquir encajaron un 3-2, obra de Sestelo, que hacía de los últimos compases un suplicio. Pero en el circo, como en los cuentos, siempre suele haber final feliz y los puntos se quedaron en casa.