El colista fue pan comido para un Depor sin piedad
08/02/2014 - 20:18
Como ya avanzó durante la previa, Salvachúa hizo algunos retoques al once de costumbre dejando en la caseta a Tello o Aitor Núñez. Tampoco entraron en la convocatoria Javi López y Akrong. No obstante, la columna vertebral y las señas de identidad se mantuvieron intactas. El equipo morado no quería sorpresas ante el farolillo rojo y no desperdició la oportunidad de meterle el miedo en el cuerpo desde antes de que se bajara del autobús.
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Rápidamente quedó patente la superioridad aplastante del cuadro deportivista puesto que los sevillanos apenas salieron de su área en los primeros diez minutos. En ese lapso de tiempo, un disparo flojo de Zazo desde la frontal, un remate desviado de Quique y un testarazo de Toledo a la cruceta... Todo ello serviría de preludio al primer gol de la tarde materializado, cómo no, por Predator Quique tras finalizar una buena internada de Rubén Arroyo desde la banda izquierda. Los blanquiazules habían salido arropados atrás con defensa de cinco aunque no por poblada, la zaga fue más virtuosa. Al contrario. Evidenciaban un sinfín de lagunas, espacios muertos, errores de despeje, coberturas a destiempo. El Depor llegaba al área de Gerardo con suma facilidad y para ello ni siquiera necesitaba de un gran caudal de juego ni combinaciones entre sus hombres creativos.
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Sobrepasando el ecuador del primer tiempo se vio claro que era cuestión de apetencia. Si el Depor apretaba el acelerador, el desenlace era evidente y abrumador. Enfrente, había huelga de esfuerzo. El Écija, sin intensidad ni entendimiento en sus futbolistas era un títere en manos del Guadalajara. Quique y Toledo se asociaban continuamente con Joan Grasa generando ocasiones una detrás de otra siendo la retaguardia visitante un libro abierto para los afilados atacantes morados. De tanto percutir, llegó el segundo tanto para los morados. Casi a cámara lenta, con toda la parsimonia del mundo, Quique habilitó a Toledo con un servicio formidable a la espalda de la defensa y el francés batió a Gerardo como quien no quiere la cosa.
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El resultado era lo de menos. Lo peor era la insultante sensación de superioridad local y el abandono ecijano. La tortura para los foráneos se confirmó poco después con el 3-0 marcado con una pizca de fortuna por Joan Grasa. Recogió un rechace en el pico izquierdo del área y de primeras envió una parábola mágica que se coló por la mismísima escuadra de la meta defendida por Gerardo, que no daba a basto. Minuto 29 y 3-0 en el luminoso. La cruda realidad alumbraba un partido liquidado por completo.
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Sigue el dominio local
El descanso supuso un alivio para el conjunto de David Sánchez. Salió al segundo tiempo sin nada que perder en pos de marcar el gol de la honrilla. Los deportivistas, por contra, optaron por madurar más las jugadas, alargar las posesiones pero no por ello perdieron en profundidad. El Écija se había a insuflado ánimos pudiendo reducir distancias en su primer acercamiento serio pero Úbeda, libre de marca desde el punto de penalti, disparó por encima del travesaño. El colista ya no era la muñeca de trapo de la primera mitad pero seguía esgrimiendo notables deficiencias sobre todo sin balón. Así Quique se las apañó para marcar el 4-0 en una acción preciosa entre Rida que tiene muy buena pinta y recuerda a Nico en sus movimientos pudiendo aumentar su cuenta pero fue el Écija el que sacó su amor propio para marcar el 4-1 por mediación de Toscano.
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Ya en la recta final, Zazo redondeó la tarde aprovechando la torrija visitante en una falta indirecta botada por Rida para poner el 5-1 definitivo. Pocas conclusiones se pueden sacar de la goleada teniendo en cuenta el escaso nivel del Écija. Fue un partido tremendamente plácido, de los más asequibles de la temporada resuelto con seriedad por los morados, que desgraciadamente no encontrarán tantas facilidades en los meses venideros.