El Guadalajara bebió de su propia medicina

26/01/2014 - 15:41 Rubén Martínez

 
Donde las dan las toman. Llevaba el Depor un par de jornadas tentando demasiado a la Diosa Fortuna. Había doblegado al Córdoba B y al Cádiz con sendos penaltis marcados por Javi López sobre la bocina y ante el Algeciras estuvo a un tris de alcanzar su tercera victoria de forma agónica. Un excepcional gol de Quique HD en el minuto 89 así lo hacía presagiar pero los morados tuvieron que beber de su propia medicina encajando el empate en el alargue, exactamente en el último segundo puesto que tras igualar el Algeciras. el colegiado ni siquiera dejó sacar de centro.
Difícil de digerir ese empate con sabor a amarga bilis. Un partido absolutamente controlado por el Guadalajara que cayó en la esquizofrenia en el último cuarto de hora. Ese fue el pecado del Depor, no machacar a su rival cuando lo tuvo contra la espada y la pared. El 1-0 marcado por Akrong, paradójicamente también en la última jugada del primer tiempo, había dejado herido de muerte al cuadro de Manuel Real. Atrás quedaban 44 minutos de tanteo, con más luces que sombras y poco criterio en ambas escuadras. Los locales disfrutaron de una mayor cuota de balón pero las continuas precipitaciones en la primera línea de creación hacían esas posesiones inocuas.

Enfrente, el cuadro rojiblanco se mantenía más centrado en replegarse que en buscar las cosquillas a su anfitrión. Solamente el inagotable talento de Iván posibilitaba alguna tímida escaramuza en ataque pero en líneas generales sin ninguna mordiente. Basta con apuntar que lo más reseñable de los algecireños fue un córner directo de Mario.

Respeto y pocas ocasiones
Había dominio territorial de los deportivistas aunque faltaba coordinación entre los futbolistas creativos (Prosi, Tello y Zazo) y por esa razón tampoco entraban demasiado en juego Joan Grasa y Quique, camuflado en la banda derecha. El pucelano se inventó la mejor oportunidad hasta el momento pasado el minuto 34 pinchando el balón sutilmente dentro del área y buscando el palo largo de la meta defendida por Romero pero el cuero se marchó desviado. Era el minuto 34.

Tras un breve impás de tregua entre ambos conjuntos, los de Carlos Pérez Salvachúa se lanzaron al ataque y en una falta lateral botada por Prosi deshicieron el empate. El esférico se paseó por la zona de castigo ante la caraja de la zaga foránea, Espín remató en primera instancia pero repelió Romero a bocajarro y Akrong introdujo el rechace en las mallas. Un gol psicológico cuyas consecuencias se trasladaron al segundo tiempo. Del descanso quiso salir con otra actitud el Algeciras, y se estiró, pero fue contraproducente. Porque concedieron más espacios y los alcarreños lo aprovecharon para campar a sus anchas. La velocidad de Joan Grasa empezó a sobresalir, Zazo pudo conectar con los delanteros y enseguida pudo llegar la puntilla. Toledo tiró el desmarque a la espalda de la defensa y Quique le regaló un pase delicioso pero en el mano a mano el hispano-francés se topó con la madera.

Estaba siendo pragmático el Depor, alargaba las posesiones y jugada cada vez con mayor criterio. Prosi y Zazo entendieron que debían alternarse la tarea de retrasar su posición para ayudar a Tello y el cuadro alcarreño mejoró. Llegó entonces un largo tramo de fútbol-control pero el Guadalajara cayó en la autocomplacencia. Así la pasividad de la defensa morada en una jugada aislada propició el empate de Alfaro a un cuarto de hora para la conclusión.

El Depor jugaba contra el crono de nuevo. Apurando el tiempo reglamentario ‘Predator’ Quique se metió dentro del área tras zarandear a dos defensas y su disparo raso acabó en la red. Gozó el Escartín, que se las prometía felices pero hasta el rabo todo es toro –bien lo sabrá el Depor a partir de ahora–, porque en la última jugada, Parada devolvía las tablas al luminoso quedando todo el personal incrédulo. ¿Cómo es posible que habiendo ‘ganado’ el partido dos veces el resultado final fuera empate? Pues porque lo que el fútbol te da, el fútbol te lo quita.