El Hombu Dojo se une al Día Mundial del Karate
03/11/2014 - 12:04
El pasado 24 de octubre, el maestro de karate Salvador Herráiz Embid 7º dan, y su Escuela de Karate Hombu Dojo, de la capital guadalajareña, participaron con un grupo de 18 de sus karatekas, en una actividad desarrollada a nivel mundial.
Se trataba de la celebración del Día del Karate y se apoyaba así al evento que en el mismo momento se estaba desarrollando en la pequeña isla japonesa de Okinawa, lugar de nacimiento de este arte marcial. Así, el Hombu Dojo realizó un ejercicio inspirado en la frase del Karate practicar fuerte 100 veces y consistió en la realización de 100 repeticiones de un kata de karate mientras al mismo tiempo se realizaba lo mismo en diferentes partes del mundo.
En Okinawa eran los albores del día del sábado 25 de octubre y unos 500 karatekas de la isla participaban reunidos con el mismo fin. En total 100 clubes de todo el mundo y más de 5.000 participantes se encontraban realizando al mismo tiempo esta actividad única e histórica.
En España la Escuela de Karate, Hombu Dojo fue el primer club en unirse oficialmente a esta celebración. Luego lo fueron haciendo otros hasta finalmente participar oficialmente en el evento un total de siete clubes españoles.
El ejercicio elegido por el sensei Herráiz para realizar junto a sus alumnos participantes ha sido un kata que representa la defensa de la puerta de un castillo, evitando que se penetre en él. Así, el lugar elegido para realizarlo ha sido el castillo de Pioz, fortificación palaciega construida a finales del siglo XV que sirvió como hilo de unión entre el karate de Guadalajara con el de la isla de Okinawa.
El castillo de Pioz
La cita contó con la colaboración del Ayuntamiento de Pioz, y su alcalde Vladimiro Pastor. Tuvo una duración aproximada de 100 minutos, y la puesta en escena fue espectacular. Los muros de las ruinas del castillo, en la oscuridad absoluta de una noche cerrada, fueron iluminados por unos focos teatrales mientras el pasillo de entrada a custodiar en la realización del kata era flanqueado por una decena de antorchas al tiempo que sonaba música de tradicional tambor japonés, taeko. Una bonita experiencia en la que los karatekas de Guadalajara sintieron la unión de sus espíritus con los de los fundadores del karate.