El Madrid bordea el ridículo ante el Numancia pese a su victoria

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: COLPISA
Fútbol- Primera División
El Real Madrid bordeó el ridículo ante el Numancia. La actitud del campeón, abroncado con merecimiento por su afición, fue indigna en la segunda parte frente a un recién ascendido que pese a ser inferior, no sólo marcó tres goles en el Bernabéu, sino que le dio una lección de fútbol y acarició el empate. Acabó pidiendo la hora el Madrid, que estuvo muy cerca de un tropezón histórico que demuestra que el equipo no funciona, que prefiere dejarse llevar y ser dominado, y no esforzarse ante un enemigo menor. Al final victoria por 4-3 en un partido con una primera parte de locura.
En un partido que recordó a muchos otros de anteriores temporadas en el Bernabéu, con el Madrid sólo dispuesto a cubrir el expediente, los blancos ofrecieron una imagen lamentable después del descanso, confiados en su calidad y su suerte frente a un enemigo al que sólo le faltó más puntería para rematar al poderoso. Ya es triste para el Numancia marcar tres goles en el coliseo blanco e irse de vacío, pero más triste aún para el Madrid ganar sólo por la mínima (con un gol en propia puerta del conjunto soriano) y deambular de la manera que lo hizo en una segunda mitad patética.

En un primer tiempo de locura, el Madrid ya estuvo por detrás en el marcador dos veces ante un Numancia que siempre fue muy atrevido, dejó en evidencia las muchas carencias de los blancos, y acabó jugando, tocando y dominando en campo local, hasta el último momento, en busca de un punto que mereció. Se vio obligado el Madrid a la remontada por un grave error defensivo, en otra jugada a balón parado, lo que ya es una costumbre en el Madrid, y por un golazo de Barkero, con un zurdazo desde 30 metros que significó el segundo tanto encajado por el campeón en menos de 25 minutos. Hubo más goles, dos de ellos geniales (el de Van der Vaart también fue espectacular) que juego en ese primer tiempo en el que la efectividad de ambos equipos provocó que el marcador se moviese sin tregua, con tres tantos en sólo ocho minutos, en los que decidió la calidad en ataque del equipo de Schuster. Sin embargo, el Madrid abusó al entrar por el centro e intentar elaborar casi hasta la definición, y también ofreció entonces demasiadas dudas en defensa, donde Pepe y Metzelder sufrieron en exceso ante Brit.

Sin Sergio Ramos, aquejado por una misteriosa pubalgia con la que según Schuster llegó tras jugar con la selección, y sin Cannavaro, fuera por precaución, el técnico alemán apostó por Metzelder para el centro en vez de Heinze y desde el principio se comprobó que el Madrid iba a tener que sufrir ante un Numancia que creó muchísimo peligro cada vez que se acercó al área local. Y mucho más, en los córners y las faltas. Sin embargo, con la clase (a excepción de Diarra) del medio campo del Madrid (Van der Vaart, Guti, autor del gol 5.000, y Robben), y la continua participación de Higuaín y Van Nistelrooy, el Madrid pudo irse al descanso con una ventaja que presagiaba una segunda parte cómoda, gracias también a la desgracia de Cisma en un saque de esquina. Los fallos defensivos habían dado lugar a demasiados goles en un primer tiempo que tuvo una primera hora trepidante, aunque de muchas dudas ya para el Madrid.

Pitos a la pasividad

Muchísimo peor fue la imagen, impropia del Madrid, en su propia casa y ante un rival como el Numancia, de un equipo pasota hasta la desesperación, en una segunda parte en la que incluso falló Casillas. El portero, que reaccionó demasiado tarde, se comió el libre directo de Moreno y los blancos no dejaron de padecer y de hacer oposiciones para perder los tres puntos de ahí hasta el final. Porque el Madrid cedió terreno, fue incapaz de dominar, pese a su teórica superioridad en el centro del campo, y el Numancia se creció, comprobando que los locales no oponían resistencia, y los agujeros de su rival atrás. Después del 4-3, los sustos en el área madridista fueron continuos. El Madrid había perdido el balón, el Numancia, que presionaba muy arriba, creaba y llegaba ante la preocupante pasividad del contrario, empezaba a exhibirse con la pelota.

Las salidas de Raúl y De la Red no mejoraron nada, porque el equipo estaba ya instalado en una dinámica tal que sólo jugaba el Numancia. El Madrid se limitaba a esperar y cada acción del Numancia, sin dar nunca un patadón, se convertía en un peligro frente a una defensa que temblaba con Pepe y Metzelder. Los pitos arreciaron cuando ya en el minuto 92, en una llegada que podría haber sido la puntilla, Palacios no llegó a cabecear en plancha. El Bernabéu ya no aguantó más, aunque el Madrid al final evitó el desastre. Casi de milagro, pero como ya es muy habitual en el Bernabéu, con un juego infame ante los pequeños, volvió a conseguirlo.