El pundonor de Manzano disimula la mediocridad

14/02/2016 - 16:20 Rubén Martínez

El Guadalajara continúa instalado en la mediocridad. Solamente el pundonor y la garra de Manzano pudieron arañar un empate ante el Gernika, un punto a todas luces insuficiente para un equipo que encadena cuatro jornadas sin probar las mieles del triunfo. No es consuelo el hecho de que también fallaron los demás equipos de la zona baja, la sensación del Depor es de vulnerabilidad e inconsistencia.
El césped estaba rapidísimo y ello dificultó el juego de ambos conjuntos en el primer tiempo. Las imprecisiones y las segundas jugadas se convirtieron en tónica habitual y ambos equipos buscaron el desplazamiento largo para tener el balón lo más alejado de su portería. Lucas pedía más protagonismo a Miguélez pero el Depor adolecía de fluidez y constancia en la elaboración. Así, sin ocasiones, sin centros al área, fue consumiéndose la primera media hora.
Jugar en casa, en el Escartín, ni siquiera supone a estas alturas una ventaja. La hinchada está muy quemada, y con razón puesto que solo ha visto una victoria de su equipo en los últimos cinco meses. En ese clima de constante run run, el papel de La Zorra Alkarreña resulta encomiable. Ese centenar y medio de personas que no cesa de animar es lo que sostiene muchas veces a los once de corto, que no hacen más que encajar golpes y golpes. Se podría decir que en estos momentos de horas bajas, La Zorra Alkarreña está siendo el auténtico alma del club.

Los goles
Llegaban Depor y Gernika a los últimos instantes del primer acto como dos equipos achantados, acumulando hombres por detrás del balón y achicando balones. Fue en el minuto 38 cuando el Guadalajara hiló por primera vez cuatro pases en campo contrario, la grada se animó, el cuadro foráneo reculó y acto seguido, Iván Rubio ganaba línea de fondo y Dani Iglesias, incomprensiblemente y con todo a favor, estrellaba el balón en el muñeco perdonando el 1-0. Salieron como balas los tres arietes gernikarras (Entzionodo, Kevin y Santamaría) y en ese mismo contragolpe, llegaría el 0-1. A perro flaco, todo son pulgas pensó más de uno.
No obstante, el destino quiso dar una segunda oportunidad al cuadro de Lucas puesto que en el 43, el cancerbero Altamira hizo un despeje de puños ridículo dejando el balón franco para que Dani Iglesias materializara la igualada. Menudo respiro para los jugadores y para la grada, que ya comenzaba a estar inquieta.

Segunda parte
El efecto psicológico que debía haber supuesto el 1-1 en la autoestima del Guadalajara dio paso a un nuevo shock en el primer minuto del segundo tiempo. Julien se zampó un pase lejano de Lander y Kevin batía por bajo a su tocayo cancerbero devolviendo la ventaja al cuadro de Javi Luaces. En el reino del error, los vascos se desenvolvían a las mil maravillas. Sin ser nada del otro mundo, los vizcaínos empezaron a jugar con el tempo del partido y con los nervios del conjunto deportivista. Santamaría tuvo en sus botas el 1-3 en un disparo a quemarropa y a partir de ahí, espabilaron los locales. Descaradamente replegado y cediendo balón y campo al Guada, los visitantes fueron poco a poco arrinconados en su área.
El partido se abrió y los de Lucas se volcaron al ataque –tal vez con más corazón que cabeza– guiados por Manzano, de carrilero. Primero con algún centro peligroso y después, con un excepcional disparo desde el pico izquierdo del área que supuso el 2-2. Quizá le faltaron minutos al Depor para haber culminado la remontada... ojalá ese segundo tiempo sirva como punto de partida para un futuro más alentador.