Nostalgia de los goles de Quique

07/12/2014 - 14:45 Rubén Martínez

 
Puede resultar difícil de explicar a un niño, incluso a un adulto, por qué el Deportivo Guadalajara no ganó el partido de ayer aún siendo netamente superior a su contrincante. Falta de acierto, desde luego; infortunio, bastante más del que puede ser considerado normal; reproche a la actuación arbitral, tal vez ni siquiera merece la pena. Hay que bucear más allá.
Como punto de partida serviría decir que sí, que efectivamente el trencilla fue demasiado permisivo. A la hora de juzgar la reiteración de faltas estuvo algo escueto y el Leioa podría haber acabado el encuentro con ocho o nueve futbolistas y no solamente con un expulsado como fue el caso. De lo que no tuvo culpa el canario Pulido Santana fue de señalar el penalti tan absurdo como claro por mano de Dani Gómez que tuvo como consecuencia el 2-2. El defensor morado, claro está, no quería pero en el fútbol hay que lidiar con este tipo de situaciones.
Las reiteradas interrupciones de los vascos (típico recurso de un recién ascendido) cortaron el ritmo deportivista, luego la pena máxima que fue un jarro de agua fría y por último, el quid de la cuestión: la falta de acierto. Los de Carlos Pérez Salvachúa –ayer en la grada por su expulsión en Barakaldo– lo hicieron todo como Dios manda, jugaron un buen fútbol, generaron ocasiones y salvo errores puntuales como en el 0-1 se mostraron sólidos. Todo cierto, pero después adolecieron de pegada.

Reacción
No le pesó al cuadro alcarreño ese gol de Vitoria en los primeros compases. Enseguida igualó la contienda Abel Molinero con un fantástico libre directo desde el balcón del área. El extremo madrileño recuerda con morriña al mejor Ernesto, a la gallina de los huevos de oro que puso al Depor por primera vez en Segunda División. Tras el empate llegaron minutos de inspiración para los locales, que frecuentaron el área de Iturrioz siempre entrando por banda con Javi López o Molinero. Así hasta que en un saque de esquina pasado el ecuador de la primera parte, Borja Yebra materializaba el 2-1.
Cada nueva jugada de estrategia era un sinvivir para el cuadro dirigido por David Movilla aunque esto lo corrigió el técnico vasco en el descanso. Con alegría y frescura dio arranque el segundo acto para el Guadalajara. Dani Gómez se sumaba al ataque con peligro en varias ocasiones y Rida buscando las cosquillas entre líneas. Sin embargo los foráneos se asomaban al ataque tímidamente como en una contra dirigida por Vitoria y finalizada por Yurrebaso a las manos de Kevin, por cierto guardameta titular por sexta jornada consecutiva.
Apenas pasaba apuros el Depor y sin embargo en una nueva aproximación, el Leoia se encontraba de bruces con un penalti que le metía de lleno en el partido al marcar Paredes desde los once metros. Ejemplo de cómo conseguir mucho haciendo poco era el Leoia y de cómo conseguir poco haciendo muchísimo era el Guada. El cuadro alcarreño había ido de más a menos y aún así le bastaba para seguir acogotando a su rival. Ocasiones hubo para haber hecho el 3-2. La tuvo Javi Pérez desde el corazón del área. También Javi López en un zurriagazo de falta directa que se estrelló en la cruceta pero al final el marcador no se movió más.
Es paradójico. Toda la vida criticando el juego poco vistoso del Depor y ahora que su fútbol goza de una excelente salud, los resultados no llegan. A este equipo no se le puede negar actitud, lucha y fundamentos pero la campaña pasada estaba Quique para sacar las castañas del fuego y este año está faltando ese killer del área que decida partidos como el de ayer. Costará más pero jugando así el Depor acabará en play-off.