Rubén Marcos, a falta de cuatro segundos, iguala el derbi provincial de Tercera
Tablas en el partido de la jornada. El derbi de la Tercera de fútbol sala entre Sacedón y Ciudad de Guadalajara cumplió con lo previsto: intensidad, goles y sobre todo, emoción.
Como no podía ser de otra manera, el derbi provincial entre Sacedón y Ciudad de Guadalajara fue un gran partido de fútbol sala.
Los dos equipos llegaban al duelo necesitado de puntos. El Sacedón, en la zona media, busca subir puestos, mientras que el Ciudad de Guadalajara, que coquetea con el descenso, quiere alejarse de esa zona.
Los locales empezaron mejor y encerraron en su campo al Ciudad de Guadalajara, que intentaba hacer daño a la contra. En el mintuo 14, el Sacedón se puso por delante gracias a un gol de Carlos, que culminó una gran jugada colectiva.
Los visitantes mejoraron tras un tiempo muerto, y en una jugada persona, Diego Guilot puso el empate en el 16’. Antes del descanso, con un tiro lejano de Borja Serrano que desvió un defensa, el Ciudad de Guadalajara hizo el 1-2.
El paso por vestuarios sentó mejor a los locales, que como al inicio del partido, salieron mejor. Fruto de ello, en el 25’, Rubén Marcos puso el empate tras una gran jugada.
Lejos de descomponerse, tras el empate ribereño llegaron los mejores momentos de los visitantes, y en dos robos de balón y jugadas con finalización en el segundo palo, el Ciudad de Guadalajara se marchó 2-4 a falta de menos de diez minutos para el final. Sergio fue el autor de los dos goles del equipo que este fin de semana vistió de blanco.
El Sacedón apretó, pero no fue capaz de hacer daño a la defensa visitante hasta que llegó la expulsión de Blecua en el minuto 34. Mario Bonacho, cuando solo faltaban tres minutos para el final recortó distancias en el marcador.
Los locales arriesgaron y jugaron los últimos minutos con portero jugador. Cuando parecía que el triunfo sería para los capitalinos, un tiro lejano tocó en la pano de Dani Calatrava, lo que provocó un penalti a favor del Sacedón a cuatro segundos del final. Rubén Marcos asumió la responsabilidad, y no perdonó.