Se mantienen las espadas en alto de cara a la vuelta
Dos años después, el magnetismo del play-off volvió a inundar el San Miguel. Y lo hizo además con un partido precioso, digno de tan apreciada cita, con dominio alterno, momentos de buen fútbol y por qué no decirlo también con sufrimiento. Las tablas del final reflejan la tensión y los nervios, el miedo a perder, pero sobre todo lo combatido del envite. Ninguno fue capaz de imponer su ley durante los 90 minutos. Por tanto, las espadas se mantienen en alto de cara a la vuelta del próximo domingo en el majestuoso estadio Elola de Tudela.
El Azuqueca formó de inicio con su ya habitual y genuino dibujo 3-4-3 aunque el hecho de que todos echaran una mano tanto en tareas ofensivas como en labores de contención, hizo que pareciera más un 3-6-1 con Esaú como baliza flotante. Con una altísima dosis de motivación y sin dosificar ni un ápice de esfuerzo, el cuadro de Miguel López enseñaba su presión hombre-balón. Una vez maniatado el juego de toque del Tudelano, fue hora de Manzano y Fuentenebro. De hecho fue el carrilero derecho el primer azudense en pisar el área de castigo pasados tres minutos.
Las cartas estaban sobre la mesa. Los rojinegros jugaban a 10.000 revoluciones para no dejar respirar a su enemigo. Con Kike actuando de líbero, Pancorbo y Fran afrontaban su particular tesis doctoral de cómo marcar a un fuera de serie, Jordi Martí. Se apañaron francamente bien hasta que Fran fue amonestado pasada la media hora entonces el subconsciente le susurraba que no dejara al equipo con 10 y por ahí vinieron los problemas. Eso y que instantes antes, el Tudelano había inaugurado el luminoso en su primer acercamiento serio a la meta de Javi Alonso. El gol nació con un centro desde el costado derecho, lo remató demasiado centrado el extremo zurdo (Damián) y el rechace, lo introdujo en la portería y a quemarropa David Pérez llegando desde segunda línea. Al cuadro navarro le había bastado con mantener la compostura táctica y dejar fluir el fútbol de Fernando Esparza para abrir el melón. Su desparpajo a la hora de distribuir la pelota fue desgastando poco a poco a los pupilos de Miguel López.
Tras el descanso y después de haber desaprovechado varios intentos, el Azuqueca consiguió igualar el marcador cuando Diego Manzano colgó una falta lateral cargada de picante y Pancorbo se encargó de sazonarla peinando el balón a la red. Era el minuto 63. Crónica completa, ficha y declaraciones de los entrenadores en la edición impresa de este lunes. .