Sergio Tejero, un ultra atleta de Campillo que ha viajado hasta La Palma para batir un reto único

26/10/2020 - 18:21 J. Pastrana

FOTOS: ÁLVARO CONGOSTRINA

Él y Tito Parra han sido los primeros en recorrer sin descanso y en 36 horas los dos GR de la isla, de 220 kilómetros y con más de 22.000 metros de desnivel.

Campillo de Ranas y la provincia de Guadalajara tienen motivos de sobra para sentirse orgullosos de uno de sus vecinos, Sergio Tejero Madrigal, que ha realizado una gesta única en La Palma. Allí ha recorrido los dos GR (rutas gran recorrido) que hay la isla, 220 kilómetros y más de 22.000 metros de desnivel, “como once ocejones empalmados uno detrás de otro”, bromea. Y lo ha hecho sin parar, sin dormir y en un tiempo de 36 horas. “Es algo que nadie había hecho antes”. Él y su amigo Tito Parra, residente en La Palma desde hace tres años, han sido los primeros en lograr este reto. “Ahora, los que quieran hacerlo ya tienen una referencia”.

La prueba arrancó el sábado y terminó en la tarde noche del domingo. “Ha sido durísimo a nivel deportivo, recorriendo todo el perímetro de la isla, entrando en el interior y subiendo al pico más alto”, con terreno de los más variado, incluido volcánico, lo que embellecía y también endurecía la prueba. Tito era el referente de Sergio, que está acostumbrado a realizar ultramaratones de montaña. “Tito había hecho el recorrido, pero por tramos de 20, 40 o 60 kilómetros”. De hecho, hay gente que se toma entre varios días para hacerlo “en seis, siete o diez días, según sus posibilidades”, pero ellos querían hacerlo sin pararse ni tan siquiera a dormir.

Terminar el reto no fue fácil, recuerda Sergio. A pesar de que durante la jornada del sábado lograron imprimir un ritmo a la marcha que asombraba a quienes les estaban siguiendo, en la madrugada del domingo comenzaron los problemas. Conforme avanzaba la jornada, a su compañero le fue asediando un terrible dolor de cuádriceps y, a falta de 30 kilómetros, al propio Sergio le asaltó un dolor de muelas que a punto estuvo de dejarle fuera de combate. “Es algo que no me había pasado nunca, pero supongo que me vino por el cansancio y el agotamiento”.

Por fortuna, pudo sobreponerse. Además, contaban con un arma secreta: la familia, que les esperaba en cada pueblo para darles ánimo y avituallamiento. “La familia ha sido súper importante (…) Tito había barajado que podía llevarnos entre 30 y 35 horas”. Sin embargo, el camino guarda sus propias condiciones y los calambres y dolores terminaron alargando la prueba hasta las 36 horas.

Otro factor que tenía Sergio a su favor es su propio hogar, Campillo de Ranas, “un lugar precioso del que me siento súper orgulloso”, y que además ofrece el terreno ideal para preparar este tipo de retos. El ultramaratón de montaña “no es un lugar que puedas preparar en una pista de atletismo. Necesitas meter mucho desnivel, terreno irregular y difícil y Campillo, además de ser el sitio en el que vivo y un lugar precioso, me da todo eso a nivel de entrenamiento”.