Suspicacias y subsistencia

17/05/2013 - 19:21 Rubén Martínez

La alegría va por barrios. La mejor temporada de la historia en el Azuqueca (se ha clasificado para su segundo play-off consecutivo batiendo además su récord de puntuación) ha coincidido con la más traumática de las campañas vividas por el Marchamalo. Caprichosamente, ambos se enfrentarán en la última jornada de Liga con perspectivas opuestas. Un derbi para nada descafeinado pese a que los rojinegros ya no se juegan más que la honra y el orgullo. Suceda lo que suceda, no alcanzarán al Conquense pero tampoco podrán ser rebasados por el Hellín. Serán terceros por tanto.
Antagónica situación atraviesa el conjunto gallardo. Llegados a la última cita liguera no tiene asegurada su permanencia y lo peor de todo es que no depende de sí mismo para conseguirla. Por dicha razón está obligado a mirar con el rabillo del ojo a lo que ocurra en el Estadio Ciudad Sur. Si allí el Ciudad Real pierde o empata con el Villarrobledo, un triunfo gallardo significaría haber obrado el milagro. Existe otra posibilidad, aunque remota, para los de Quique López y es que el Villarrobledo –que tampoco se juega nada a estas alturas– gane al equipo manchego. En ese caso a los marchamaleros les bastaría un empate para evitar el drama del descenso tras ocho años entre los mejores de Castilla-La Mancha. El peor escenario: un triunfo del Ciudad Real. Entonces los verdillos serán carne de cañón de Preferente independientemente del resultado que se dé en el derbi. Un hipotético triple empate a puntos con Torrijos y Ciudad Real tampoco serviría.

En el punto de mira
Como suele ser lógico en la recta final del campeonato, en las últimas horas se han disparado las suspicacias. Las designaciones arbitrales, los famosos maletines y las posibles primas a terceros, el hecho de que el Azuqueca pueda dejarse llevar ante un rival vecino...todo se mira con lupa. Alimenta las teorías conspiratorias el hecho de que ambos entrenadores se hayan sentado en ambos banquillos. Miguel López, actual entrenador del Azuqueca, dirigió al Marchamalo, club del que aún es socio mientras que su homólogo verdillo, Quique López fue el técnico que ascendió al Azuqueca a Tercera llevándole después a disputar su primera fase de ascenso a Segunda B. No obstante, cualquiera que conozca la rivalidad entre estas dos escuadras sabe que en este sentido no habrá treguas ni medias tintas. “Para nosotros es un partido importante ante nuestra gente. Saldremos a ganar por honestidad, mi prestigio está en juego”, sostiene Miguel López. Otra historia es que el técnico rojinegro quiera premiar con minutos a jugadores menos habituados a entrar en el once o arriesgue con los apercibidos de sanción: Pancorbo, Roberto Izquierdo, Kevin Barrera y Olcina pero en líneas generales habrá pocas rotaciones. Los que no estarán seguro son Charly y Robledo, expulsados ante el Almansa.

Por contra puede ser una oportunidad fantástica para canteranos con proyección como Pablo Rojo, Aitor o Paris. Mientras los rojinegros llegan con los deberes hechos y pueden permitirse el lujo de tener la mente puesta en el sorteo del lunes, los gallardos encaran el partido más importante de su historia. Con urgencia pero con motivación y tras encadenar tres victorias consecutivas, se ha instalado en el vestuario el grito de ¡podemos! Para Quique López, que tendrá a todos sus hombres disponibles, será vital “saber controlar los nervios y tener tranquilidad”. Por lo mucho que hay en juego, será un partido dramático. La subsistencia está en juego.