Tokio Kara: Bicicletas
Tokio es una ciudad prácticamente plana lo que la hace en principio ideal para el uso de bicicletas. Hay algunos repechos como los de puentes que pareciendo planos tienen unas pendientes considerables. Pero el tamaño de la ciudad provoca que salvo casos contados las distancias de traslado sean kilométricas, por esto la bicicleta no ha empezado a usarse mayoritariamente hasta hace poco tiempo con la proliferación de bicicletas con baterías y pedaleo asistido, como las de alquiler compartido. Aunque el tiempo no ayuda mucho —frío en invierno, calor en verano, mucha humedad y lluvias habituales— la existencia de infinidad de aparcamientos baratos sí lo hace.
Las zonas nuevas de la ciudad tienen aceras muy anchas donde se incluyen carriles para bicicletas, pero no existe una política clara del uso de este medio de transporte. Por las calles secundarias sin apenas tráfico, las bicicletas circulan sin ningún tipo de problema y sin importar el sentido de circulación. El problema viene en las calles principales donde los coches son los protagonistas, son autenticas autopistas urbanas con 2 o tres carriles por sentido y pocos ciclistas se atreven a bajar a la calzada con los coches donde tan sólo tienen en ocasiones unos centímetros reservados junto al bordillo y alguna indicación pintada en cruces, y la velocidad de los vehículos suele ser muy alta. En estas calles las aceras varían entre un par de metros y cuatro o cinco, y salvo prohibición se puede circular por ellas en bici. En algunas incluso existe señalización y a veces distinta pintura en el pavimento. Aun así, en las calles que tienen prohibición expresa para circular bicicletas por la acera como en las céntricas, comerciales y turísticas de Ginza, es habitual ver bicicletas. El cliché japonés de respeto a las normas no va mucho con usuario de la bici.
Como comentaba los trayectos de transporte son generalmente demasiado largos para hacerlos en bici, pero hay algunos asequibles como llevar a los niños a la guardería que no suele estar muy lejos del domicilio. Un alto porcentaje de las bicicletas que se ven llevan sillita para niños sobre el manillar y otra en la parte trasera. Sumado a las protecciones para la lluvia y a la asistencia al pedaleo las convierten en auténticos autobuses circulando a toda velocidad por las aceras. Los ciclos de los semáforos son muy largos —en los cruces se permiten giros a izquierda y derecha con su correspondiente tiempo— llegando a ser de más de tres minutos. Cuando un paso de peatones se pone en verde a menudo se produce toda una estampida de bicicletas y peatones.
Te cuentan que siempre las bicicletas tienen preferencia sobre otros vehículos y los peatones sobre estas, pero no es óbice para que sean todo un peligro que ha provocado en algunas ciudades la obligatoriedad de contratar un seguro. Por suerte los patinetes eléctricos todavía no han llegado.