Tokio Kara: Villa Olímpica
Estos días están saliendo imágenes de deportistas españoles que irán a Tokio vacunándose. La semana pasada se anunció por parte del COI que el porcentaje asegurado de vacunados dentro de la villa olímpica es del 75% pero que superará más del 80%. En COI también llegó a un acuerdo con Pfizer para la vacunación mundial a los participantes.
En todos los Juegos la Villa Olímpica es unos de las nuevas construcciones que serán un legado para la ciudad anfitriona. No suelen tener coste para la organización, incluso pueden suponer un beneficio ya que una vez finalizados los Juegos se convierten en una zona residencial atractiva. En el caso de Tokio ha sido uno de los puntos críticos para el aplazamiento de un año, ya que se retrasa también la entrega de las viviendas a sus propietarios. En este caso se trata de una veintena de edificios de hasta 18 plantas construidos junto a la bahía de Tokio en un lugar privilegiado en frente del Puente Arco Iris. Serán en total unas 18.000 camas las que acogerán a los equipos deportivos de todos los países participantes.
Lo habitual es que la zona de la villa olímpica este en obras hasta prácticamente la llegada de las primeras delegaciones olímpicas, pero en esta ocasión ha sido distinto, todo está finalizado desde enero del año pasado por lo que no solo el retraso en los Juegos ha influido en el largo tiempo sin habitar. El otro día pasé por casualidad mientras iba del lugar de trabajo a mi casa en bicicleta y era toda una ciudad fantasma.
Se da la paradoja de que la villa olímpica se diseñó como un espacio para socializar entre los deportistas y sin embargo las restricciones actuales lo van a impedir parcialmente.
El precio de salida a la venta de los apartamentos más baratos, de dos habitaciones, fue de 400.000 euros; se publicitó que era un cuarto del precio de mercado. La estación más cercana de metro se encuentra a 15 minutos andando y son precisamente las estaciones de metro y tren las que marcan mayoritariamente las diferencias de precio de las viviendas en Tokio. Junto a estaciones como la de Shibuya se pueden encontrar estudios de 30 metros cuadrados por 900.000 euros. Con estos precios es normal que se maximice el espacio aprovechando cualquier rincón de las viviendas. Y tener plaza de aparcamiento es un lujo. Como no se puede aparcar en la calle y los aparcamientos públicos son caros, casi nadie tiene coche.
El elevado precio de aparcar origina otra de las sorpresas que me ha dado Tokio: no existen solares. Ya sea grande o sea muy pequeña, cualquier superficie sin edificar es aprovechada para instalar un aparcamiento, aunque sea de una sola plaza. No necesitan apenas mantenimiento ni personal, con los sistemas de bloqueos de ruedas y cobro automático está todo cubierto.