Un ascenso logrado a base de trabajo y humildad
La UD Azuqueca FS acaba de conseguir, con todos los honores, la plaza en la Segunda división femenina del fútbol sala nacional.
Un total de 22 partidos ganados de 22 jugados. Pleno. Con 143 goles a favor y solo 18 en contra en toda la liga. Son los números que ofreció la UD Azuqueca FS la pasada temporada en la Primera Autonómica femenina de fútbol sala. Fue un curso perfecto al que solo le faltó la guinda del ascenso. El Afanion de Albacete se cruzó en el camino de las azudenses en la eliminatoria final y las dejó sin el broche de oro.
“Fue un momento muy duro, pero aprendimos mucho”, confirma el presidente del club Marcos González. ¡Y vaya si aprendieron! Un año después y tras otra temporada de ensueño, el play-off final ha terminado con la UD Azuqueca FS en la Segunda división del fútbol sala nacional. El 20 de abril de 2024 ya ocupa un lugar privilegiado en la memoria histórica del club.
“Aún lo estamos asimilando. Ha sido un título muy perseguido y por fin hemos logrado el sueño”. Son palabras de la entrenadora de la plantilla, Sara Porras, que llegó al club en 2017 y junto con el presidente lanzaron el proyecto de la sección femenina.
“En aquel momento vi que había mucho potencial y soñábamos con todo. Ahora ya estamos en Segunda”, dice la entrenadora que considera como clave del éxito el “intenso trabajo” tanto del club como de las jugadoras y sobre todo la implicación de todos en el proyecto. “Esta es una categoría difícil que está en tierra de nadie. No es profesional y todas compaginamos nuestra vida laboral o de estudiantes con los entrenamientos, pero tengo una plantilla muy competitiva, nadie quiere perderse un entreno y si es necesario cambiamos los entrenamientos para que puedan estar”.
El presidente confirma que “llevamos apostando por el deporte femenino desde hace muchos años y desde 2017 con el nuevo club lo estamos haciendo de forma decidida y siempre con Sara. Desde el primer momento nos hemos basado en el trabajo y en la humildad y los resultados ahí están”.
Marcos González también recuerda ese ya histórico día del ascenso en casa, en un polideportivo Arroyo Vallejo donde no cabía un alfiler. “Ya era un logro ver el pabellón lleno. Luego, ya el ascenso, fue toda una fiesta. El público fue el jugador número 6 porque animó sin parar y creo que al rival el ambiente le pesó mucho”, comenta y añade que “cuando se asciende llega un cúmulo de emociones y tocó llorar, sobre todo cuando te abrazas a las jugadoras y ves el trabajo que ha costado esto porque estoy con ellas en el día a día”.
Apenas ha pasado una semana de ese hito y desde el club ya se han puesto el mono de trabajo para elaborar el proyecto del próximo curso. “Tenemos que hablar con Sara y preparar la plantilla”, comenta González consciente de que la tarea para la temporada 2024/2025 no será fácil, con una lista de desplazamientos que harán que el equipo recorra media España. “Habrá que reforzar la plantilla, aunque estoy muy contenta con todas mis jugadoras”, avanza la entrenadora que aunque aún no ha confirmado su continuidad, todo apunta a que será la cabeza de la nueva aventura en el fútbol sala nacional. De hecho, ya apunta que “hay que mejorar también otras cosas como las instalaciones y algunas cuestiones en el club”. Además, tanto el presidente como la entrenadora coinciden en tratar de contar en breve con unas escuelas femeninas para asentar las bases del proyecto.
Sara Porras
Para Sara Porras, el ascenso “es lo más grande que me podía pasar como entrenadora”, ya que como jugadora nunca pudo jugar un play-off y además “lo he conseguido con una plantilla en la que la mayoría de las jugadoras son amigas; eso es un regalo”.
La pasión por el fútbol sala no solo la plasmó en los banquillos. Antes, lo hizo como jugadora. Primero, en el Azuqueca, su casa y después en el Chiloeches, en Segunda división, donde permaneció casi 10 temporadas. Una lesión de cruzado la sacó de las canchas. “En aquel momento quise tirar la toalla y dejar el deporte”, recuerda la entrenadora y señala como pieza clave al que era su entrenador en el cuadro tuecho, Ángel Luis Gutiérrez. “Me animó a ser entrenadora, me fichó como ayudante y fue el que me hizo seguir”.
Sara también ha entrenado en Alovera y en Yunquera de Henares, con la base del PLG. Ahora, en Azuqueca cumple cinco temporadas.
Sara es además la única entrenadora que ha habido en los últimos años en la categoría. “Ojalá haya más mujeres”, desea en voz alta y relata alguna anécdota con la que se ha encontrado en este camino: “En algún partido los árbitros me han pedido las fichas pensando que era la delegada y no, yo soy la entrenadora. No están acostumbrados a ver una mujer en el banquillo, pero espero que esto deje ya de ser algo atípico en este deporte”.
Dónde no ha tenido ninguna contrariedad es con los entrenadores de los otros equipos. “Mi carácter hace que me traten bien, no he sufrido ninguna situación incómoda por ser mujer en este deporte y mis compañeros me respetan bastante”.
Diana Barrena
Es la otra cara del ascenso. Esa que también lo vivió y lo disfrutó, pero desde la grada. Diana Barrena no pudo ayudar en la pista a sus compañeras. La joven jugadora azudense tampoco lo pudo hacer hace un año. Tras una gran temporada, unos días antes de la eliminatoria final, una lesión de rodilla la dejó sin el premio de jugar esa última ronda. Una vez recuperada volvió a sentirse jugadora esta temporada, pero de nuevo, el destino, más cruel que nunca, volvió a privarla de jugar ese play-off de ascenso. De nuevo, la rodilla. De nuevo, una operación. De nuevo, tuvo que ver a sus compañeras desde la grada del Arroyo Vallejo. “No he podido jugar ninguna de las dos eliminatorias por el ascenso y se siente mucha tristeza, es como un premio del que no puedes disfrutar en primera persona, pero reconforta ver cómo te apoya el equipo y cómo te apoya la grada. Eso sí que me hizo feliz”, relata la jugadora que no pudo evitar las lágrimas cuando la bocina del Arroyo Vallejo indicó el final del partido contra el Valdepeñas. Era el final de una eliminatoria y el comienzo de la nueva aventura en categoría nacional.
“Para mí el deporte lo es todo”, incide Diana que recuerda cómo comenzó en este deporte gracias a su hermano: “Jugaba con él y siempre me ha gustado el fútbol sala. Siempre he estado en el club de Azuqueca –donde llegó con ocho años–, es mi casa y aquí soy muy feliz. Al final, estás en el club donde has crecido y donde has aprendido todo”.
A pesar de su segunda operación de rodilla, Diana solo tiene en la cabeza regresar lo antes posible a las canchas. “Sé que en un añito volveré y esta vez lo haré ya en Segunda división. Para mí esto será un sueño hecho realidad”.