UNED Guadalajara celebra el éxito de asistencia al curso de verano “Trauma, crianza y terapia”
Ocho ponencias de primer nivel y más de 15 horas de formación consolidaban a “Trauma, crianza y terapia” como uno de los cursos de verano más importantes de 2024 ofertados por UNED Guadalajara. Y así fue. Un total de 135 personas respondieron con su atención, tanto de forma presencial como ‘online’, psicólogos, educadores o trabajadores sociales en su gran mayoría.
En la crianza de los hijos e hijas interviene un gran abanico de factores. El entorno y las heridas sociales pueden generar traumas con el paso del tiempo en el desarrollo de los más pequeños. Entre ellos también se encuentra, además, el guion de vida. Concretamente, en los niños y niñas que se han criado en contextos y ambientes donde ha predominado la violencia de género.
Sobre ello versó la primera ponencia del curso, a cargo de José Luis Martorell Ypiéns, profesor de Terapia de Familia en el máster de Psicología General Sanitaria y supervisor del Servicio de Psicología Aplicada de la UNED.
“No son testigos sino víctimas”, indicó Martorell en relación a los hijos e hijas que se han desarrollado en entornos de violencia de género. Para referirse a la Teoría del guion de vida empleó una cita de Eric Berne, psiquiatra canadiense, que consideraba que un guion es “un plan de vida formado en la primera infancia bajo la presión parental y que después continúa en vigor. Es la fuerza psicológica que impulsa a la persona hacia su destino, tanto si la persona combate como si dice que es su libre voluntad”.
Dos horas después llegó el turno de Arun Mansukhani, psicólogo especialista en Psicología Clínica y asesor de la Comisión Europea en delitos de odio, encargado de poner el punto y final a la primera jornada.
Tras definir el concepto de “trauma”, su historia y evolución en la psicología, desde las consecuencias psicológicas derivadas de la Guerra de Vietnam a lo que hoy denominamos “bullying”, comenzó a centrar su exposición sobre el trauma en la infancia y en la pareja.
Mariló Gascón Aguilar, psicóloga General Sanitaria, con “Mindfulness y Trauma en terapia” fue la encargada de la apertura de la segunda jornada, de ocho horas de duración. En ella realizó una distinción entre las habilidades ‘mindfulness’ y la meditación ‘mindfulness’.
Para Gascón el psicoterapeuta ‘mindfulness’ tiene que “acompañar al cliente en la exploración de la experiencia, ayudarle a centrarse en las sensaciones del cuerpo, ser flexibles en las prácticas, adecuarlas a cada cliente y acompañarles en la integración del trauma”.
Paula Stoica, la segunda ponente del día también mencionó el “trauma” pero el cerebro materno, las implicaciones en el cuidado y la dificultad de regulación centraron sus dos horas de discurso. “¿Cuándo una madre puede ser considerada como tal? ¿Una madre que no ha llegado a dar a luz debería ser considerada madre? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar desde que se tiene a la cría para valorarse la maternidad?”, preguntó.
Durante el embarazo y la maternidad la madre sufre varios tipos de cambios: cerebrales, estructurales y funcionales. Y, además, en ese proceso de variación hormonal, afirmó que la “oxitocina y prolactina” tienen efectos beneficiosos en el aprendizaje, memoria o conducta social. Finalizó su exposición hablando sobre el vínculo, el cuidado y la intuición.
La última ponencia del día, “Decodificando la biología del trauma: terapia más allá de los diagnósticos clínicos”, se repartió en dos tramos. En la primera, Lucía Ema Llorente, psicóloga, psicoterapeuta y psiconeuroinmunóloga, se centró en en el neurodesarrollo, que comienza en el útero, y en el apego. Después, Beatriz Cazurro Burgos, en la segunda, distinguió dos tipos de trauma: ‘T’ con mayúscula y ‘T’ con minúscula. Es decir, “marcas duraderas de sucesos aparentemente habituales que pueden dejar en la psique infantil ausencia de sucesos buenos y necesarios, fallas en la conexión emocional con adultos, insuficiente satisfacción y rupturas del apego seguro”.
En relación a lo desarrollado por Llorente, el trauma del apego centró la primera ponencia de la tercera y última ponencia, a cargo de Mónica Ahrendt García, psicóloga Sanitaria, profesora tutora en la UNED y coordinadora de la plataforma ‘Somos Estupendas’.
Definió el apego como “el sistema primario de vinculación del ser humano. Es un sistema de conexión relacional con el otro, creado por la naturaleza para que nos aferremos a la vida. Nos va a proporcionar el modelo funcional interno, es decir, las gafas con las que yo veo la vida”. Después otorgo diversos consejos para los terapeutas allí presentes. En primer lugar recomendó observar el estilo de apego del paciente, fomentar la seguridad emocional, establecer límites claros, adoptar el enfoque terapéutico, trabajar en la relación terapéutica y fomentar la autonomía.
Félix Hernández Lemes, coordinador de este curso, psicólogo General Sanitario y profesor de la psicología de la Emoción, fue el encargado de concluir con una ponencia basada en la terapia centrada en la compasión y regulación emocional.
“Compasión” proviene del término latino ‘compati’, que significa “sufrir con”. Y, de su derivación, el concepto de “autocompasión”. Hernández finalizó con una recomendación: “Relacionarse con calidez y amabilidad con uno mismo, en lugar de ser autocrítico, recordar que el sufrimiento y el fracaso son parte de la experiencia humana compartida y afrontar los sentimientos negativos de forma equilibrada para no identificarse demasiado con ellos”.