Y La Solana se heló
Mirada perdida y silencio. Así se quedó, durante un par de minutos Nito Alonso, el entrenador del Marchamalo tras comprobar desde la grada como los suyos encajaban el empate a dos en la penúltima jugada del partido. Luego, todavía silencioso se marchó hacia vestuarios donde le esperaba un plantel, mitad triste por dejar escapar dos puntos, mitad rabioso contra el colegiado y contra sí mismos. Porque los gallardos se pegaron un tiro en el pie en el primer partido de la segundo vuelta. Un autocastigo tras una larga hibernación. Un estado de ánimo que permitió al Puertollano, un coco venido a menos que sumaba cinco derrotas consecutivas (incluida una en la Copa Federación), dominar durante buena parte del partido.
Claro que el dominio de los industriales no se tradujo en excesivos problemas para Sebas y, de no haber sido por el retorno de males pasados (despistes garrafales en las marcas), la victoria no se podría haber escapado de La Solana.
Un campo que presentó los primeros estrago por las heladas de la semana. La mala pinta de parte del césped se contagió en el cuadro verdiblanco que no disparó a puerta hasta el minuto 33.
El Puertollano lo hizo mucho antes, ya en el seis, forzando una buena mano de Sebas, y luego amagó alguna oportunidad más, pero sin brío. Con este panorama, el sopor era manifiesto.
Un letargo que se evaporó gracias a la combinación entre Manolo y Pajares y que Miguel transformó en pena máxima de forma inocente. Cabanillas agradeció el detalle sumando su decimotercer tanto del curso.
Tras el paso por vestuarios, el frío regresó a La Solana en forma de cante defensivo que Cristian aprovechó para empatar a los 180 segundos. A partir de ahí, sequía futbolística y amagó de infarto cuando Cristopher tuvo el 1-2 mediado el segundo tiempo.
La arritmia espabiló a los locales que mostraron su mejor cara. Fue apenas un cuarto de hora, pero sirvió para anotar el 2-1 a través de la cabeza de Héctor y generar hasta cinco ocasiones claras, especialmente un mano a mano de Manolo.
El Marchamalo perdonó a su rival y se desquició con el trencilla. Tanto que no atendieron al desmarque de Abdón, ya en el 92, y en otra acción de estrategia. De nuevo, el frío, regresó a La Solana.